La luz cenital, no elimina los contrastes, en la vida como en el teatro

Por Mario Trecek

Con “Los iluminados”, ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia 2002 de la Asociación Argentina de Autores, Alejandro Orlando, con la dirección de Cheté Cavagliatto, nos entrega la última obra de la trilogía “Teatro de Verano de la Temporada 20019”, que la Municipalidad de Almafuerte, a través de su Dirección de Cultura, Deportes y Turismo, aporta para los vecinos.

El multifacético Orlando es el autor. La dirección está a cargo de Cavagliatto. El arte visual es de Santiago Pérez. Los actores: Alejandro Orlando y Hernán Sevilla (el del monólogo del fútbol, en “Buena Macho”) son Ronco y Cartucho. Un intenso diálogo se dará entre ellos, en un cuarto cerrado, privado del afuera. Sin embargo, la charla irá in crescendo y lo externo incidirá con sus rayos luminosos, sobre la psiquis de los personajes, y de nosotros como espectadores, porque dirán cosas que no nos serán indiferentes. Cuando alguien sugiera que otro viene, viene.

En un lugar acotado se puede jugar con papelitos al ajedrez, solo se trata de un pacto de los que quieran jugar en el damero de la vida como en el teatro. Uno puede estar encerrado, o en una encerrona personal entre cuatro paredes, y la vida plantearte un jaque mate, y sentirte un desgraciado, un peón, pero también surge la posibilidad de un juego donde por lo menos se puede plantear tablas, salir empatados. Con ciertas empatías, con diálogo como herramienta para poner un poco de luz a tanta oscuridad, como la que nos plantea el mundo y la convivencia.

Sabemos que ser un iluminista es como las carátulas del teatro. Alguien inspirado en un ser sobrenatural, u otro confiado en su racionalidad, que lucha por la libertad, por los derechos individuales, nunca escindidos de lo colectivo. Esos seres que andan por la vida con una antorcha encendida alumbrando el camino al autoconocimiento, o de la emancipación social.

Con “Buena Macho” supimos de la risa como elemento paródico, para reflexionar sobre el machismo y las consecuencias sobre las frases hechas que creemos inocentes de culpa y cargo. En “Mi vida con Robert” nos reímos del egocentrismo, que tiene como camino unidireccional el individualismo y la paranoia. Este jueves, con Los iluminados, tendremos la posibilidad de reconfirmar que un buen texto, una puesta, una musicalización, no son suficientes, y que siempre en el teatro, el bueno pide poner el cuerpo a disposición de una historia.

Recomendada. La querida crítica de arte Beatriz Molinari, la calificó de “excelente”.