Amboy es un pequeño paraje serrano ubicado en el corazón de las sierras de Calamuchita. A 115 kilómetros de Córdoba y a unos 20 kilómetros de Santa Rosa se destaca por ser uno de los pueblos más antiguos de la provincia.  Fue habitado por comechingones y se vio modificado con la llegada de los españoles en 1573. Tiene un arroyo de aguas calmas y mucha sombra que invita a descansar, relajarse y disfrutar. 
   

El pequeño pueblo cuenta con varios atractivos, como el Mercado de la Tierra que brinda la posibilidad de encontrar productos agroecológicos y naturales, desde alimentos hasta accesorios y artesanías. Allí es atendido por mujeres comprometidas en el trabajo colaborativo, social y de defensa al medio ambiente.
   

Llegando a su calle principal, al “centro”, se puede visitar el Museo Dalmacio Vélez Sarsfield, armado en la antigua casa del político argentino nacido en esta tierra. En el interior del museo se pueden encontrar más de 2.000 piezas de la historia política, arqueológica y paleontológica del lugar.   

Con diversas salas, una de ellas está totalmente dedicada al político argentino nacido en esta localidad. Se puede observar un árbol genealógico completo de la familia, descubriendo que él, estaba emparentado con los primeros conquistadores de este territorio de las sierras cordobesas.   También se encuentran cartas y documentos pertinentes para la historia argentina.
   

Además de adentrarnos en la historia argentina visitando este museo, también recorrimos las calles empedradas, su Capilla histórica y cada detalle que invita a transportarnos en el tiempo. Nunca falta la recomendación sobre qué comer de los propios pobladores, así que dimos con las mejores empanadas de la zona, lo comprobamos y así fue, ¡increíbles!.
   

También pudimos visitar proyectos, conocer vecinos del pueblo, conversar sobre sus ideas, historias y sueños. Así fue que llegamos a la casa de Gabi, un artesano que lleva años viviendo en Amboy, en la humildad, la sencillez y con el sueño de terminar su casa con sus propias manos y con todo material reciclado. Nos contó cómo es su vida allí y cómo transcurre en calma el año en este oasis que es Amboy.   La parada infaltable fue la de descansar en el arroyo y respirar profundo para seguir recorriendo y amando nuestra provincia.

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