Carolina de la Muela y un disco donde lo esencial es invisible a los ojos

Artes y Espectaculos 06 de noviembre de 2021 Por Tribuna
Columna de Maxi Carranza.
ARTES Cantante

La pianista, directora de orquesta y cantautora de Buenos Aires acaba de presentar en todas las plataformas Esenciales II, un EP (extended play por su sigla en inglés) con cuatro temas grabado en Monterrey (México). El material es el segundo capítulo de una obra donde homenajea -sola con su piano- a autores fundamentales del rock nacional de todas las épocas.  En esta nueva selección, Carolina de la Muela incluyó canciones de Gustavo Cerati (“Crimen”), Fito Páez (“11 y 6”), Pedro Aznar (“Si no oigo a mi corazón”) y Soda Stereo, siendo "Persiana Americana" la versión que acompaña la salida del EP con su videoclip.  

En su carrera trabajó en reality shows como Pop Stars Argentina, Operación Triunfo y estuvo nominada a un Martín Fierro por la música de la serie Para vestir santos (2010). También ha dirigido orquestas y coros en instituciones y compuso dos obras de cámara ya estrenadas mundialmente. Además, posee dos discos con canciones propias y en el 2020 salió su último single “Hoy es mañana”. En una entrevista exclusiva de TRIBUNA, la compositora habló de Esenciales II, repasó su vínculo con el rock nacional y recordó su paso por la banda de Diego Torres.

-¿Qué devolución tuviste de los autores de las canciones?  
    -Te voy a contar algo. No soy tímida para nada, pero me da muchas vergüenza que se malinterprete lo que hago con la música. Esto no fue una decisión comercial, fue todo mucho más espontáneo y la reflexión vino después. Me costaba pedir opinión a los autores porque se puede tomar mal. Lo mismo en las publicaciones, no me gusta estar etiquetando ni toda esa cosa. No quiero que se piense que solo es para aprovecharme de la fama de otros.

-Seguramente alguna devolución vas a tener, pero ¿contactaste a alguno de los autores?
    -No hice el movimiento de contactar. Con la única persona a la que estoy intentando que le llegue la canción es a Pedro Aznar y todavía no tuve respuesta. Con Fito ni siquiera traté, algún día le llegará porque hay mucho en común. Incluso hace poco toqué con Gastón Beremberg, que es el baterista de Fito. Hay  gente cercana, si ocurre, que suceda naturalmente. Sí me pasó que estuve con Tweety González, que fue el cuarto Soda Stereo y tiene mucha relación con Fito. Fui con el disco a su estudio a hacérselas escuchar y  fue muy fuerte su devolución. Me encantó su opinión pero de los autores todavía no me ha llegado nada, me da miedo.

-¿Cuál de todas estas canciones es la más esencial para vos?  
    -La de  Pedro Aznar,  “Si no oigo a mi corazón”, es  muy importante para mí aunque no es un hit comercial. La versión original es una de las menos conocidas de su repertorio. Es una canción que salió en un álbum de hace treinta años y es el último track del disco. Sí tiene eso que está asociada a una película (N. de la red: “No te mueras sin decirme adónde vas” de Eliseo Subiela, estrenada en 1995) pero no es “Tu amor”, que hizo con Charly. Antes uno ponía un disco entero y tenías una relación con todo el material, no es como el single. Escuché muchísimo ese disco y esperaba esa última canción, que me detonaba un montón de emociones, cosa que hasta el día de hoy me sigue pasando. No me animaba a hacerla porque es muy compleja armónicamente y difícil de tocar. Tiene eso y emocionalmente me marcó mucho. Terminé de grabar esa canción y lloré desconsoladamente, solita en México.

-¿Tengo entendido que no tenías mucho vínculo con el rock nacional?
    -Yo no escuchaba mucho rock nacional de chica.  En mi casa no sonaba ni tango ni rock nacional, esa es la verdad. Era una casa donde más bien se escuchaba pop internacional. A mí papá le gustaba Supertramp, Queen, Peter Gabriel y Tina Turner. Conecté con el rock con algunos discos de Fito, como Tercer mundo o El amor después del amor, ya más de adolescente. A Spinetta y a otros músicos los conocí de grande. Uno de los recitales que me marcó muchísimo fue uno de los últimos de Soda Stereo. Me acuerdo mucho, estaba explotadísimo. Por el lado internacional pude ver a Björk, Peter Gabriel y hasta a Frank Sinatra en vivo. Después cosas en lugares  más pequeños pero que me llegaron igual.

-¿Qué experiencia te dejó haber sido corista de Diego Torres?  
    -Fue  importante en todos los sentidos. De todo lo lindo y de lo que quizás uno no quiere ser. En momentos disfrutaba  pero me daba cuenta que quería hacer lo mío. Me gustaba hacerlo y el grupo humano era impresionante pero siempre pensaba que con eso podía invertir para hacer mi música independiente. Hay gente que quizás su sueño es concretamente eso, estar en ese lugar. Para mí era un aprendizaje y un crecimiento pensando en mi proyecto. Además, hay que tener un training importante para cantar esa cantidad de temas y saberte todos los coritos. También tener el oficio de acomodarte a lo que toque porque por ahí tenés un teatro hermoso donde se escucha perfecto y otras estás al aire libre con un viento fuerte. Hay mucho oficio en ese laburo. Me quedaron un par de amistades de esa época que siguen al día de hoy y valoro muchísimo. Curiosamente la única vez que canté en Córdoba fue con Diego Torres y eso que tengo muchos familiares allí.

-¿De qué manera llegaste al productor mexicano Juan Caros Paz y Puente?
    -Fue increíble eso. Me mandó un mensaje por Instagram y le respondí a la semana sin saber bien quién era.  Pasa que no tengo 20 años, tengo 4 hijos y no es que no me importen las redes pero no estoy encima de eso todo el tiempo. Después me llama por teléfono,  ahí veo quien era y casi me muero: Director artístico de Warner México y road manager de Luis Miguel, entre otras cosas. A él lo capturó la emoción de la canción en Esenciales, mi primer disco con versiones. El diálogo con lo verdadero, no distraerse con los adornos  y despliegues musicales que uno podría hacer. Para él la música es eso, volver a la esencial de alguien que pueda agarrar un instrumento y cantar. 

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