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Agro. Nuestro toque auténtico más algunas consideraciones claves

Es ciertamente inimaginable hoy en Argentina lograr lo que Kip Cullers, productor agropecuario de Missouri, alcanzó en su chacra: un rendimiento récord del cultivo de soja de 104 quintales por hectárea.

Agro03/10/2024TribunaTribuna
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Raúl A. Martina
Ingeniero Agrónomo M.P. 1442
Asesor Fitosanitario Provincial

Es ciertamente inimaginable hoy en Argentina lograr lo que Kip Cullers, productor agropecuario de Missouri, alcanzó en su chacra: un rendimiento récord del cultivo de soja de 104 quintales por hectárea. Tremendo dato me llamó a la reflexión y al planteo sobre por qué no es posible en nuestro país mejorar consistentemente los rendimientos y las consideraciones sobre algunos aspectos claves marcan la diferencia en la incorporación de tecnologías entre Argentina y Estados Unidos.

Con respecto a las Inversiones en Investigación y Desarrollo, en el país del norte, grandes corporaciones y universidades invierten fuertemente en biotecnología y mejoras genéticas, creando variedades de soja más resistentes a plagas y enfermedades. La investigación es una inversión con alta financiación pública-privada. En nuestro país se investiga a menor escala y existe poca apertura al aporte privado empresarial, razón por la cual considero que se dificulta la adopción de tecnologías avanzadas. El acceso y la conectividad en la gran mayoría o más bien en la totalidad del área productiva donde los agricultores del norte desarrollan sus actividades está garantizado y por tanto tienen acceso a tecnologías de precisión, como sensores, drones y sistemas de gestión de datos, que optimizan el uso de recursos. En contraste y observación no menor es que en varias regiones de nuestro país, el acceso a estas tecnologías es limitado, afectando la eficiencia productiva, ya que es notoria la falta de conectividad y el manejo del espacio comunicacional para aprovechar las herramientas de control y monitoreo satelital, entre otras.

La Capacitación y la Educación a través de programas de continua interacción entre el productor y su entorno sobre nuevas tecnologías y prácticas sostenibles, debería ser una cuestión rutinaria, máxime a sabiendas que el sector es motorizador de nuestras economías regionales.

Es un hecho histórico lamentable que, en nuestro querido territorio nacional, existan políticas distorsivas sobre el sector, que se transforman en regulaciones restrictivas o inconsistentes que limitan la adopción de nuevas tecnologías y desalientan el avance y el progreso necesario para mejorar nuestros rendimientos, sin descuidar la sostenibilidad y profundizar en el uso de Buenas Prácticas Agropecuarias. Para cerrar, el aporte al debate y la reflexión considero que es oportuno tener en cuenta el Impacto Económico y las diferencias notables en cuanto a infraestructura, caminos, servicios y conectividad, aspecto que nos demuestra cómo estas diferencias afectan la competitividad y la rentabilidad de los agricultores en ambos países.

Y ya para despedirme…. resalto las expresiones de José Hernández, quien, en su poema "Martín Fierro", nos comparte: "El que no sabe de penas, no sabe de alegrías." Esta reflexión se aplica a la labor del productor agropecuario, quien enfrenta desafíos diarios y se esfuerza por mejorar su producción. La adopción de tecnologías y la inversión en capacitación son fundamentales para que nuestros productores no solo enfrenten sus penas, sino que también cosechen las alegrías de una producción eficiente y sostenible.

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