AGRO. “Renunciemos a lo que somos por lo que esperamos ser”

Locales 13 de agosto de 2022 Por Tribuna
Columna de opinión del contador Javier Mignani (10-1016-1)
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Nos encontramos en momentos difíciles en nuestra Argentina. En menos de un mes, cambiamos tres ministros de Economía, y a espaldas del pueblo, acomodaron personas y cargos según el gobierno disponía.   

Un presidente devaluado, una vicepresidenta rindiendo cuentas con la justicia y un oportunista que toma el poder. El nuevo ministro, asumió con agasajos y mega publicidad en su cargo, mientras la sociedad está amenazada por la inseguridad, pobreza e incertidumbre. Estos hechos se ven reflejados en la realidad. El jueves 12 de agosto de 2022, se publicó el Nivel general del Índice de precios al consumidor (IPC) que aumentó 7.4% mensual en julio de 2022, y acumuló en los primeros siete meses del año una variación de 46.2%. En la comparación interanual, registró un incremento del 71%. Es la más alta de 2002.

La ausencia de un estado con políticas claras de gobierno, va carcomiendo el tejido social de nuestra Argentina. La anarquía política que se ha instaurado en nuestro país, proviene de ideales y de un proyecto político que ha cambiado la forma de construir la convivencia colectiva entre las personas. Es un plan que se instaura, aunque la sociedad no lo perciba. Se va diseminando como metástasis en el pueblo. No hace distinción de raza, credo, sexo o nacionalidad. 

El término anarquía proviene de la palabra griega acracia, que significa (A)sin, (cratos) gobierno. Por tanto, la anarquía es una propuesta política que se basa en la ausencia de estado. Y hablo del estado en un todo, no solamente en lo que respecta al poder ejecutivo.

La idea de una organización social en la que no hay una estructura encargada del control y la dirección de la comunidad ha generado un estado del “mundo del revés”. Se liberan los delincuentes y la sociedad debe vivir encerrada en su casa. El que trabaja, lo hace por sí mismo y para subsidiar a todos aquellos que no tienen intención en conseguirlo. Los derechos de las personas son diezmados por la ideología partidaria que es la que determina lo que está bien o mal. Los habitantes quedamos indefensos y expuestos a un nuevo escenario social que se basa en poder, odio y destrucción. Se crean políticas populistas que son usinas generadoras de pobreza económica y social.

Las instituciones del Estado son tomadas por personas afines a su partido político, sin considerar la capacidad de gestión que el cargo requiere. Esto genera un estado sin reacción a las demandas de una sociedad asqueada por la inoperancia. 

Y así vamos, languideciendo política y económicamente como sociedad, como nación. Mientras hay gente acampando en la plaza de mayo, la portavoz de Presidencia dispara: “Hay una sensación de estabilidad”. ¿Esto significa que tener el 50% de pobreza, que el dólar valga $300, la inflación proyectada se estima entre el 90 y el 110% para fin de año, que los mapuches invadan e incendien predios privados genera estabilidad? Se utiliza una parte del pueblo para poder tener sometida a la otra parte y además nos toman de tontos.

Voltaire, filósofo francés, decía: “La política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria”. Esto es lo que le ha pasado a nuestro país, a través del tiempo. Nuestra idiosincrasia nos fue limitando y nos llevó al lugar donde estamos hoy. La riqueza que tenemos en este país, nos ha permitido mantenernos vivos y sobrevivir a los avatares políticos y sociales. Pero ésta, un día se termina.

Por el país, por nuestros hijos, y por el futuro de la Nación “renunciemos a lo que somos por lo que esperamos ser” (William Shakespeare).

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