“Nosotros también tuvimos miedo pero nuestra vocación fue más fuerte y seguimos adelante”

Locales 01 de noviembre de 2020 Por Tribuna
Daniel Bergesio se desempeñaba como jefe de Bomberos el 3 de noviembre de 1995. En diálogo con TRIBUNA contó cómo se vivió este hecho en el cuartel. El exbombero destacó que por la magnitud del hecho “fue la mano de Dios la que evitó que fuera una tragedia mayor”.
LOCALES bomberos -pagina 7-

El próximo martes 3 de noviembre se cumplen veinticinco años del hecho que marcó para siempre la historia de nuestra ciudad, la voladura de la Fábrica Militar Río Tercero. 

Cada riotercerense vivió ese día de una forma diferente pero con un sentimiento en común: el temor. Sin importar el lugar donde estuviera, cada vecino de esta ciudad lo experimentó. TRIBUNA dialogó con Daniel Bergesio, quien durante aquellos años era el jefe del Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios. Desde Comodoro Rivadavia, donde está radicado, Bergesio recordó cómo vivió ese día y las sensaciones que experimentó al desarrollar y coordinar distintas tareas de rescate y asistencia.   “Lo más curioso es que ese día no me encontraba en la ciudad. Estaba en Ezeiza retirando unos equipos que nos habían donado desde Estados Unidos. Nos enteramos por televisión y por radio lo que estaba pasando en Río Tercero”, comenzó relatando. 

Esa mañana el llamado inicial que recibieron en el cuartel fue   por un incendio en una carpintería en el predio de FMRT y allí acudieron dos dotaciones con una brigada de seis bomberos, que en cercanías al predio de la fábrica fueron sorprendidos por el humo y proyectiles que dañaron uno de los camiones; afortunadamente ninguno de los hombres resultó herido. “Nosotros llegamos a la ciudad alrededor de las doce de la noche. Fueron las horas más largas de mi vida, con el correr de las horas en la radio iban brindando detalles de lo que había ocurrido en Río Tercero. Cuando llegamos vimos que era una ciudad arrasada como las que vemos en las películas”, recordó. 

“Nosotros al igual que todos los vecinos perdimos nuestras casas, no sabíamos dónde estaban nuestras familias y así mismo llevamos adelante nuestra tarea. Muchos estuvimos varios días sin ver a nuestros seres queridos”.

Una vez en el base del cuartel tomó conocimiento de las acciones que se habían hecho a lo largo del día. “En ese momento tomé dimensión de lo que había pasado y que nuestra tarea iba a llevar muchos días”, dijo. El segundo jefe en ese momento era Enzo Berrino y fue quien coordinó durante toda esa jornada las acciones que las distintas brigadas llevaron a cabo.

“Esa noche prácticamente nadie en el cuartel durmió, había muchos aspectos sobre los que trabajar y resolver. A la mañana siguiente se conformó un comité de crisis, donde nuestra principal tarea era brindar asistencia a los especialistas en explosivos que comenzaron a trabajar en las calles”, detalló.

Durante el mediodía del 4 de noviembre comenzaron a llegar a Río Tercero bomberos autoconvocados de distintos puntos de la provincia y del país para colaborar. “De repente teníamos a más de trescientas personas y más de cincuenta vehículos de rescate. La verdad que esa era una situación que no esperábamos y que debíamos resolver rápido porque si no íbamos a tener inconvenientes en el cuartel además de la emergencia que la ciudad estaba atravesando. Imaginate una ciudad arrasada, donde no había agua, gas ni energía. No teníamos un espacio físico donde poder albergar a esos bomberos y tampoco teníamos forma de garantizarles la comida. Tuve que tomar la decisión más difícil de mi carrera bomberil que fue decirle a esa gente que se volviera a sus lugares. Lo cierto era que con todos los integrantes del Cuerpo Activo en ese momento -más de 60- y los miembros de la comisión directiva estábamos cubiertos”, relató.

Esta no fue la única ayuda que comenzó a llegar al cuartel. Ese día a la tarde llegaron dos camiones repletos de frutas y verduras provenientes de la provincia de Mendoza y solo le iban a dejar esas donaciones a los bomberos. “Recibimos esa mercadería y rápidamente armamos frente al cuartel un centro de distribución de mercadería. Sabíamos que muchas familias lo habían perdido todo, en especial las de la denominada zona roja cerca de la fábrica”, relató.

Para Bergesio las explosiones en la Fábrica Militar Río Tercero marcaron un antes y un después en la institución. “Nosotros como todos los vecinos tuvimos miedo, no sabíamos donde estaban nuestras familias, perdimos nuestras casas y algunos pasamos muchos días sin ver a nuestros seres queridos, pero así mismo llevamos adelante con gran profesionalismo nuestra tarea. Durante esos días era fundamental el trabajo en equipo y la contención entre nosotros”, finalizó. 

Boletín de noticias