Después del Mundial Matías y Giselle siguen apostando al tango

Intentar nuevamente, continuar ensayando, en definitiva, seguir bailando que es su pasión. Es lo que responde que hará Matías Cejas (40) junto a su pareja del baile Giselle Cantelli (29), luego de llegar a la semifinal del Mundial de Tango, el prestigioso certamen que se desarrolló en Buenos Aires, organizado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de CABA.

Los riotercerenses compitieron con más de 650 parejas de 36 países, como Brasil, Italia, Chile, Japón, Rusia, Costa Rica, Ucrania, Colombia, India, Alemania, Estados Unidos y la Argentina. Es una excelente ventana a través de la cual mostrarse al mundo del tango.

Matías y Giselle tienen un largo camino recorrido en la danza. Comenzaron bailando  jazz ella, folclore él. Se conocieron en 2013 cuando cursaban el Profesorado de Danzas en el Conservatorio Juan José Castro, luego asumieron la dirección conjunta del Ballet Pampa y Huella y desde hace cinco años decidieron comenzar a recorrer juntos el camino del tango.

No es la primera vez que se presentaban en el Mundial, ya lo habían hecho el año pasado.

 “Nuestro proyecto es a largo plazo. Sabemos que no es posible ganar el Mundial de un año para el otro. La proyección de entrenamiento es continua y seguimos con todas las expectativas de sumar aprendizajes e ir subiendo escalones. En este camino el jurado también te va conociendo y a tu trabajo y cómo te moves en el ambiente del tango, porque se busca una pareja profesional en todos los sentidos”, aseguró Matías.

La preparación para participar en el Mundial es ardua y exige un trabajo permanente. “Durante el año nos preparamos solos y filmamos para luego corregirnos, además viajamos a Buenos Aires a tomar clases particulares y solemos convocar a una profesora de Córdoba para que viaje a Río Tercero y vaya evaluando nuestra evolución”, contó Matías.

Respecto a su participación en anteriores mundiales de tango, Matías aseguró que “muchas cosas cambiaron” desde entonces a hoy. Dijo que la evolución de la danza hace que el jurado también tenga la suya en la búsqueda del campeón mundial. “En las primeras ediciones el jurado observaba las habilidades de la pareja pero como si estuviera bailando en una milonga; actualmente ese criterio cambió, la competencia visualmente y en su estética es más parecida a los certámenes de ballroom, y que contenga además la esencia de la improvisación”, explicó el bailarín.

En 2023 las expectativas de Giselle y Matías estaban puestas en superar la instancia clasificatoria en la que participaron más de 450 parejas. Tras esa ronda fueron 130 las que quedaron en competencia y entre esas figuraron los bailarines de Río Tercero. “Nuestro objetivo era pasar ese gran filtro de las clasificatorias y de acá en adelante nos propusimos estar entre las 30 parejas que pasan a la siguiente para asegurarnos estar en la final”, resumió Matías respecto a las metas para el año próximo.
    Aunque los ensayos con la mirada puesta en el Mundial de 2024 no se detienen, los van conjugando con presentaciones en distintos aniversarios, casamientos o eventos empresariales.

Balance como pareja
La experiencia de ser una pareja de baile para Matías y Giselle trasciende los escenarios y los espacios de ensayo. Más allá de que no son pareja en la vida, ambos comparten muchos momentos, lo que les permite tener un conocimiento uno de los otro que luego se traduce en el baile.

“Va más allá de la danza, es estar en el día a día, es ir a comprar algo juntos o compartir una comida por ejemplo, y sobre todo, saber descifrar en cada momento la emociones que cruzan al otro. También requiere conocer el cuerpo de cada uno para lograr un balance entre ambos cuando estamos en momentos diferentes”, explicó Matías.

El bailarín aseguró que junto a su pareja de baile están satisfechos con el desempeño que lograron este año en el Mundial. “Agradezco profundamente haber encontrado en la vida una compañera como Giselle. Es hermoso poder coincidir en la manera de trabajar en todos los proyectos que tenemos que son muchísimos. Queda mucho por hacer, por concretar y que la gente de Río Tercero nos conozca. Este camino que recorremos no sería posible sin el apoyo de nuestras familias”, señaló Matías.