Francisco “Pancho” Muñoz: riotercerense, guitarrero y trabajador automotriz (Nota 1)

En abril de esta temporada, el legendario conjunto cordobés Los Rundunes regresó a los escenarios tras un largo paréntesis. Lo hicieron en una función especial para la prensa e invitados en el  Centro de Participación Comunal de Argüello (CPC), al norte de la capital provincial. 

En la renovada formación, se incorporó como primer tenor el músico local Daniel Baisre, exintegrante del Grupo Vocal Estirpe. Ese concierto en el auditorio del CPC significó el debut del riotercerense en Los Rundunes, que se encuentran preparando una nueva producción discográfica. En esa actuación no podía faltar “Cantata de la fundación”, tema que el grupo estrenó y popularizó a mediados de los setenta. Esta zamba se escribió en 1973 y está dedicada a los 400 años de la fundación de Córdoba. Uno de sus creadores es Francisco “Pancho” Muñoz (78), un coterráneo que escribió algunas páginas inolvidables del cancionero popular. Este medio contactó al autor para conocer su historia en el folklore y las vicisitudes de una trayectoria muy singular.

¿Una nota a mí?  
“No soy Tejada Gómez, no sé que interés pueda tener hablar conmigo. Soy una persona común que en vez de jugar al tenis se puso a escribir canciones” repite una y otra vez Francisco Antonio Muñoz  ante este cronista. Más conocido como “Pancho”, este compositor local radicado en La Docta alumbró verdaderos clásicos del repertorio folklórico. Entre ellos, hay un par que sobresalen por su popularidad y vigencia: “Cordobés, guitarrero y cantor” y “Cantata de la fundación”. Los dos compuestos junto a Raúl  Montachini (1947 - 2014), su entrañable amigo, compañero de trabajo y socio musical. El “Gringo” Montachini nació en El Arañado, departamento San Justo y falleció en la ciudad de Córdoba: “Fue muy fuerte e inesperada su partida. Lo conocí en la Renault, donde trabajábamos los dos. Había una empatía muy fuerte para componer, como que éramos sagitarianos. El Gringo poseía una chispa increíble y grandes condiciones  como autor. Además, tenía una visión muy certera y un olfato tremando, con muy buenos temas melódicos. Era muy hábil en la poesía, lo mío era más musical”, recordó Francisco Muñoz. 

Raúl Montachini también fue autor de títulos emblemáticos entre los que se cuentan “Córdoba en otoño” (con Walter Galindez y Fernando Montachini), “Mi abuelo gringo” (con Patricio Márquez) y “Caballero de ley” (A Jardín Florido). Este último, un conocido vals dedicado al célebre piropeador de la peatonal cordobesa.
 
Cordobés, guitarrero y cantor
Esta canción fue un éxito y la grabaron Los Rundunes, Los Fronterizos y Los 4 de Córdoba, por mencionar solo algunas agrupaciones: “Gracias a las regalías de esa zamba, me compré mi primer cero kilómetro, que fue un Citroën 3CV, tampoco es que era un Mercedes Benz. Nació primero el nombre y con Raúl la hicimos en un par de horas. Era un tema de relleno y explotó cuando la interpretaron Los Fronterizos. Todos la querían hacer. En estos casos funciona el elemento rector de la casualidad. Hay misterios,  porque hemos escrito cosas con las que no pasó nada. Cuando no hay talento tiene que haber suerte”, expresó el músico local a TRIBUNA. 

Por esa época, Gerardo López la escuchó de casualidad por un desconocido en un bar de Unquillo (Córdoba). No pasó mucho tiempo hasta que dio con el número de Francisco Muñoz y lo llamara  para decirle que el tema ya estaba incluido en el disco Cantando (1974. Sello Philips) de Los Fronterizos. El grupo salteño hacía permanentes giras por Europa y las regalías fuertes venían de ese continente. En 1964 habían hecho La Misa Criolla, álbum que logró certificaciones de oro por sus ventas y obtuvo reconocimiento mundial. En uno de los tantos periplos para presentar La Misa Criolla por Europa, Los Fronterizos compartieron delegación con el músico local Luis Amaya.

La tierra natal
“Sigo siendo el orgulloso riotercerense de la misma tierra que vio crecer a Luis Amaya, una bestia. Nunca más vi tocar la guitarra a alguien como él. Tenía una seguridad impresionante y nunca erraba una nota. Los que saben de este instrumento todavía lo halagan por los discos que grabó. Un superdotado”, rememoró Muñoz sobre su coterráneo. 

Por otra parte, Omar Jara (77) es el único miembro  que queda vivo de Los Rundunes originales, que comenzaron a principios de los sesenta. El músico recuerda que vio tocar a Luis Amaya en la emblemática peña El Alero de Córdoba, por donde pasaban todos los consagrados del género. Jara señala a este medio que el guitarrista local participó en el tema “Ya me he rendido” (Juan Francisco Fruttero) que Los Rundunes incluyeron en uno de sus LP (long play). Sobre “Cantata de la fundación”, el folklorista rememora que la tocaron por primera vez en un evento que la empresa IKA-Renault organizó para sus empleados.
  
Cantata de todos  
El primer disco de Los Rundunes fue en homenaje a la ciudad de Córdoba al cumplirse los cuatrocientos años de su fundación, el 6 de julio de 1973. Era un doble de cuatro temas y el más importante fue la cantata.  Una vez que la canción se publicó, tras algunas demoras, se convirtió en un ícono sonoro de La Docta. Por eso, cada aniversario de la capital provincial se interpreta por algún artista en los actos oficiales. Jara también comenta que es muy usada en los colegios para estudiar la historia de Córdoba, lo que llena de satisfacción a sus intérpretes originales. Tanto Omar Jara como Francisco Pancho Muñoz fueron invitados para el concierto de Los Rundunes en este año, que marcó el retorno de la agrupación. Pancho no pudo asistir al CPC de Argüello por unos problemas de salud, el pasado 28 de abril y así se lo hizo saber a los organizadores. En cambio, Jara sí lo hizo y terminó arriba del escenario entonando “Cantata de la fundación” con la formación actual. El tema fue el último de la noche y embargó de emoción a todos los asistentes al auditorio del Centro Comunal.