Un oficio de expertos que se transmite entre generaciones

Se celebra este domingo el Día del Repuestero Automotor, un oficio transmitido de padres a hijos en Río Tercero. TRIBUNA entrevistó a dos de las familias con más tradición en el rubro, Testa Accesorios y Jorge Luna Repuestos.

Delante de estanterías de más de dos metros de altura repletas de blísters y cajas de repuestos de diferentes marcas pasaron gran parte de su vida laboral. Hicieron de sus comercios una tradición y no hay en Río Tercero quien no los conozca. Mañana celebrarán su día, el del Repuestero Automotor, que recuerda la fecha en la que se creó la Federación Argentina de Cámaras de Comerciantes de Repuestos del Automotor.
"Lo que más me gusta de estar acá hoy es el contacto con la gente, charlar con los clientes", asegura María Teresa Nicolau que a sus 89 años sigue sentada detrás del mostrador de una de las casas de repuestos con más años en la ciudad.

 ya que comenzó con este negocio junto a su hijo Jorge hace 45 años. Lo hizo sin temor a los estereotipos del momento, y con un objetivo claro, poder darle a su familia una mejor calidad de vida.María Teresa es parte fundamental de Jorge Luna Repuestos

"Empezamos con un taller de arreglo de amortiguadores y con el paso del tiempo le fuimos agregando artículos y productos de distintas marcas para poder brindarle a nuestros clientes una mejor atención", explicó Jorge.
Luna Repuestos es un negocio familiar que hoy es atendido por Jorge y su hijo Maximiliano (35). "Al principio estábamos con mi mamá, entre los dos atendíamos a los clientes, hoy con sus casi noventa años, ella viene todos los días a la mañana y a la tarde y se encarga ahora de los mates de media mañana y de la merienda de la tarde, el negocio es parte de su vida", relató Jorge.

"En este negocio todo el tiempo estás aprendiendo algo nuevo porque los modelos de los autos van teniendo cada vez más cosas", afirmó Jorge acerca de la cotidianidad del trabajo.
"Una de las cosas buenas que tiene este negocio es que siempre tenemos trabajo, porque los autos se rompen y la gente tiene que arreglarlos y necesita repuestos que tenemos para solucionar eso", dijo convencida María Teresa.

Si de experiencia en el rubro de repuestos del automotor se trata, otro referente en Río Tercero es Andrés Testa (76) quien comenzó con su negocio hace 38 años. Testa Accesorios en un principio era atendido por Andrés y su esposa Norma (72) "que me ayudaba con los papeles y en llevar los números", contó Andrés. "Todo lo que tenemos hoy, lo que le pudimos dar a nuestros hijos fue gracias al trabajo y esfuerzo que le pusimos a este mostrador", afirmó con orgullo Norma.

Hoy Testa Accesorios es atendido por uno de los hijos del matrimonio, Rubén, quien comparte con sus padres la misma pasión por el negocio familiar y si bien ellos ya no atienden más al público van al negocio, porque allí se sienten bien y comparten en familia.

"Si me preguntás cómo está hoy la situación te digo que es raro, porque repuestos y accesorios de todos los autos se venden, sobre todo de los modelos nuevos y en cambio de los más viejos no tanto porque la gente decide venderlos así o dejarlos parados porque les sale demasiado caro", explicó con claridad Andrés. Y agregó: "Nosotros llegamos a tener hasta dos locales porque la demanda de todo tipo de repuestos era muy alta y con el paso del tiempo la situación del país fue empeorando y decidimos trasladarnos a este local y tener todo aquí", detalló al recordad los vaivenes económicos que el país deparó para su comercio.

Adaptarse a los cambios
Tanto Luna Repuestos como Testa Accesorios hoy son atendidos por los hijos y nietos de los fundadores, es decir por una joven generación que tomó de sus padres la experiencia y pasión por el negocio familiar. "Hoy atiendo a los clientes que vienen a buscar repuestos de algún modelo más viejito, pero cuando necesitan algo más técnico o específico, de modelos nuevos, le digo a mi hijo que los atienda directamente él porque es él que más sabe.

Cada cual atiende a los clientes que sabe que puede darles una solución concreta", relató Jorge Luna.
Por su parte, Andrés Testa afirmó: "Me costó aprender a usar la computadora, de hecho no aprendí nunca y por eso mi hijo Rubén fue quien llevó y lleva todo el negocio hoy, yo sólo me encargo de controlar la mercadería que llega y de ver que el depósito esté acomodado", contó Testa.