En pocas semanas, comenzará una importante obra de gas natural en La Justina
La inversión supera los 300 millones de pesos, aportados por el desarrollista y los frentistas.
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La Justicia determinó que no hubo pruebas suficientes luego de 13 años, en una causa de lavado de activos proveniente del narcotráfico. Fontanellas esgrime su inocencia y adelanta demandas millonarias contra Perú, tras demostrar su inocencia.
Locales13/10/2018 TribunaTerminó de comprobarse que todo era falso", dice Sergio Marcelo Fontanellas, con un tono sereno en su voz, pero con la seguridad que el estigma sobre su persona y familia será muy difícil de eliminar. "Fue una causa armada", añade luego, deslizando que su actividad y trabajo pudieron haber lastimado intereses económicos muy fuertes en Perú, al punto tal de armar e impulsar una causa judicial en su contra, que lo tuvo en vilo hasta esta semana.
El pasado martes 3 de octubre la Corte Suprema de Justicia de Perú absolvió definitivamente a Fontanellas y a su exsocio Daniel Yabbur, entre otros acusados, de los delitos de "lavado de activos proveniente del tráfico ilícito de drogas". La investigación había sido iniciada en 2005 a partir de la declaración de un testigo arrepentido, y en 2015 Fontanellas había sido beneficiado con la absolución por la Cuarta Sala Penal de Lima, fallo que ahora ratificó la Corte al rechazar un pedido de nulidad de la fiscalía.
La partida
Fontanellas se radicó en Perú en 1988. Se casó con la hija de un importante empresario fluvial y fundó empresas navieras que prestaban servicios de navegación a las petroleras Techint, Pluspetrol, Repsol y Oxy, entre otras. El país era gobernado por el polémico Alberto Fujimori.
Básicamente, el empresario riotercerense fue acusado de haber recibido dinero (unos cuatro millones de dólares) del exjefe de inteligencia Vladimiro Montesinos entre los años 1998 y 2006, "proveniente del tráfico de drogas" para "lavarlos" a través de la conformación de empresas navieras en Iquitos. Fontanellas soportó incluso un pedido de captura internacional y un proceso de extradición en Argentina, que fue desestimado por la Justicia Federal. Además de la incautación de todos sus bienes en Perú.
Para la Corte peruana, los delitos no se acreditaron y hubo una "inadecuada valoración de los testimonios", entre otras consideraciones. En el mismo proceso fue absuelto también Montesinos.
Fontanellas recibió esta semana a TRIBUNA en su casa de Río Tercero.
-¿Por qué cree que le armaron las causas, como usted manifiesta?
-Trabajé con mucha responsabilidad y tuve la suerte que llegaron las empresas argentinas a explorar el petróleo en Perú. Heredé de mi suegro una naviera muy grande que daba servicios a Shell. Me enseñó a trabajar en el rubro. El trabajo muy responsable con las empresas argentinas, comenzó a desplazar (del negocio) a compañías muy importantes del Perú y empezó el odio hacia mí.
-Es decir que por la afinidad con las empresas argentinas, estas elegían sus servicios de transporte fluvial por encima de las firmas peruanas.
-Exactamente. Primero tuvieron el trabajo las empresas de Perú y comencé a trabajar, hacer amistad, cumplir y ser muy eficiente en mis servicios de transporte. Un viaje (fluvial para el transporte de materiales e insumos) que demoraba 20 días, yo lo hacía en 15 porque montaba más motores, mejores hélices y más personal.
-¿Cuántas embarcaciones componían la naviera?
-51 embarcaciones al día de la incautación. Poseía muchas grúas, topadoras.
-¿Qué transportaba?
-Todos los insumos petroleros que llegan a Perú, lo hacen vía Houston (Estados Unidos), navegan por el Atlántico e ingresan vía Río Amazonas. Llegan en barcos de alta mar hasta allí. Se almacena la carga y se trasborda a barcos chicos, barcazas y moto chatas, como las que tenía yo. Era el encargado de llevar los insumos a los pozos petroleros. En 2002 empezó el gran auge del gas en Perú bajo el proyecto Camisea, cercano al Machu Pichu. Un viaje de Iquitos a Camisea, demoraba 23 días. Y yo con más inversión (en los barcos) fui más eficiente. Hasta viajé a los astilleros de Dinamarca para ver cómo podía realizar reformas (en las naves). Disminuí los tiempos y a las petroleras les convenía porque les bajaba sustancialmente los costos. Marcaba la diferencia.
-¿Usted adjudica el armado de las causas a un interés económico para sacarlo del mercado?
-No me cabe la menor duda. Debo haber pisado algún grupo económico-político, junto con el Poder Judicial que me armó la causa. Desde 1997 hasta el 2007, cuando empiezan a intervenir las empresas y deciden las incautaciones, yo tenía 600 empleados. Nunca hubo un movimiento de dinero fantasma. Incluso hubo una movilización popular a mi favor.
-¿Cómo cree que surge la vinculación judicial con Montesinos?
-Jamás lo conocí, solo por los diarios y la televisión. Mire si un argentino, a 1600 kilómetros de distancia de Lima va a llegar a conocer al hombre más fuerte del Perú. No me cabe la menor duda que armaron la causa, porque en 2003 hicieron lo mismo con una causa de lavado de activos y financiamiento al terrorismo. ¡Me asociaban con Al Qaeda! Gracias a Dios participó un juez español que pidió que la causa fuera archivada. Eso se produjo en la tercera fiscalía nacional de Perú. Como no prosperó me abrieron este proceso para desplazarme totalmente de la actividad. No obstante ello, el 14 de febrero de 2007, a las 6.30 de la mañana viajando hacia Lima donde me dirigía a comprar grúas, intentaron secuestrarme. No sé con qué fuerzas encaré a las cinco personas armadas y encapuchadas. Me golpearon y me querían levantar vivo. Iban en tres camionetas. Dí vueltas al lado del taxi que me llevaba y resistí hasta que se juntó gente -era en una avenida- y llamaron a la policía. De allí comencé a moverme con custodia. Empecé a ver cómo la Justicia me atropellaba y en junio de 2007 decidí venirme a Argentina esperando que se tranquilizaran las aguas. Pero pasó todo lo contrario: aceleraron a fondo. El 8 de diciembre de 2007 salió el pedido de captura internacional sobre mi persona. Yo estuve acá trabajando normalmente, en Santiago del Estero y en Buenos Aires, y en setiembre de 2011 me detienen en Buenos Aires por el pedido de Interpol. Y ante la jueza (María Servini de Cubría) declaro que tenía una sentencia de falta de mérito en la Corte Superior de Perú, pero me dijo que no era una resolución definitiva. Pidió los exhortos a Perú (para la extradición) y fue la demora de 54 días en los que estuve preso en vano. Me liberaron y esperé con muchas ansias la sentencia que ahora me libera de culpa y cargo.
-¿Siguió el juicio de extradición?
-No, cuando la Corte Superior falló favorablemente, para nosotros, se desactivó todo el pedido internacional.
-¿La causa que se investiga en Argentina por lavado de activos está relacionada con la de Perú?
-Me la armaron por Google (sic) por lavado también. Una persona no puede ser juzgada dos veces por lo mismo. Asociaron que yo traje plata desde allá de mala procedencia. Pero el dinero, como lo manifiesta la resolución, es proveniente de mis ganancias, de mi trabajo.
-¿Cómo se siente desde el punto de vista personal y familiar?
-Siempre estuve tranquilo, ahora mucho mejor que antes. Si bien cuando ingresaba a un bar o restaurante había comentarios, siempre fui inocente. Pero todo esto sobre mi persona, ha ocasionado daños en mis hijos, sobrinos y parientes, que no han podido vincularse ni emprender negocios porque los asociaban conmigo. Que era plata del narcotráfico o ilícita, cuando no sé lo que es un porro de marihuana. Cuando era propietario de los boliches, yo personalmente he echado a varios de los locales, en aquel entonces (en los años '90) cuando no existía la droga que hay ahora . He tenido problemas con familias importantes de acá porque no dejé ingresar a sus hijos. Les expliqué y puse la cara. A la larga lo supieron valorar y entender. No conozco nada de eso (en referencia a los estupefacientes). Mi objetivo siempre fue laburar. Puedo demostrarlo desde cuando tenía los boliches (nocturnos). Fueron negocios que busqué por ser emprendedor y luchador.
-¿Cree que esta mirada puede llegar a cambiar en la sociedad de Río Tercero?
-El tilde ya lo tengo. Ya no influye en mí. Lamentablemente he tenido que pasar por tantas cosas... Solo yo sé las noches que no dormí, de lo mucho que he pensando y de mis equivocaciones. Pero siempre busqué trabajar y trabajar, para dormir tranquilo. A veces con aciertos y errores. Llegó el día en el que se hizo justicia, pero el tilde no me lo saca nadie.
-¿Cuáles serán los próximos pasos judiciales? ¿Va a demandar al Estado de Perú?
-Lo primero que haré es presentar la resolución de la Corte Suprema de Perú ante la Justicia argentina, para terminar con la causa de aquí. Lo haremos el viernes (por ayer) en Buenos Aires. Una vez que cumpla con esos trámites, voy a comenzar con los juicios para enmendar el daño, que fue mucho. No tanto en lo económico como en lo espiritual y moral. Que paguen por sus errores. Denunciaré a quienes me armaron la causa, e inventaron todo esto. Y pediré mi resarcimiento económico, el lucro cesante, la devolución de mis bienes en Perú, que son cuantiosos.
A Fontanellas el Estado peruano le debería devolver 51 barcos, que fueron incautados y entregados a municipalidades para su uso, 18 grúas, palas cargadoras, topadoras, retroexcavadoras, puertos, departamentos y locales."Todo hecho con mucho sacrificio", dice, además de la "facturación que perdí", enfatiza. "Tuve la posibilidad de pagar todas las deudas y liquidarle a los empleados. Cumplí con todo el mundo".
-¿Cómo es el trato que recibe de la sociedad riotercerense?
-Ingresaba a un café o restaurante y era bisagra. Entraba yo y todos se daban vuelta. También coseché grandes amistades y me han bancado los amigos y los de la infancia que saben quién soy. Hay un montón que han hablado tonterías y media, han ofendido y han tratado muy mal a mis hijos, a mis sobrinos, a mis hermanos y a mi pobre madre que parte de su muerte se la debo a esto (se quiebra al recordar a su mamá y hace una pausa en el relato). Falleció hace cuatro años. Cuando se jubiló de maestra hacía actividades y viajes con grupos de jubilados.
-¿A qué se dedica usted actualmente?
-Estoy trabajando en pequeñas cosas. Estoy operado y con algunos problemas de salud. Trabajo en el servicio de grúas y de combis y en la línea de Intesar de Balcarce a Bahía Blanca. Estoy pensando en viajar a Vaca Muerta ya que los grandes petroleros que estuvieron en Perú trabajan allí. No sé si la vida me dará fuerzas para volver a emprender. Tengo que resolver mis problemas acá y en Perú, empezar a disfrutar y vivir un poco. Tengo una nena de dos años para disfrutar. Y otros dos hijos de mi primer matrimonio.
-¿Cómo analiza el fenómeno de la droga actualmente?
-Se refleja a nivel nacional el consumo que hay y el descontrol en los chicos. En los años '90 concurrián a mis confiterías seis mil personas por fin de semana. Hoy 1500 es mucho. Se encuentran en las previas.
-¿Qué cambió de aquella noche a la actual?
-La amistad y el compañerismo, para pasarla bien y disfrutar. No había esa motivación que ahora todo lo invade para sentirse bien. Hoy tienen que estar drogados o alcoholizados. Y hay una gran falta de respeto hacia los mayores. Me enfrenté con muchos porque suspendía por seis meses al que peleaba (dentro de los locales).
Fontanellas dice que la mayor reparación es para con sus hijos y familia, y en su casa muestra un importante archivo documental de todo lo relacionado con sus causas, que ahora organiza para entablar demandas resarcitorias.
Entre esos papeles, figuran varias cartas -nunca respondidas- enviadas a la entonces presidenta Cristina Kirchner, al vice presidente Julio Cobos y al canciller Jorge Taíana, denunciando la persecución de la que era objeto en el gobierno de Alan García.
"El tilde ya lo tengo. Ya no influye en mí. Lamentablemente he tenido que pasar por tantas cosas... Solo yo sé las noches que no dormí, de lo mucho que he pensando y de mis equivocaciones. Pero siempre busqué trabajar y trabajar, para dormir tranquilo. A veces con aciertos y errores. Llegó el día en el que se hizo justicia, pero el tilde no me lo saca nadie".
La Justicia determinó que no hubo pruebas suficientes luego de 13 años, en una causa de lavado de activos proveniente del narcotráfico. Fontanellas esgrime su inocencia y adelanta demandas millonarias contra Perú, tras demostrar su inocencia.
Según el fallo, la investigación careció de pruebas contra Fontanellas
Por correcta que me parezca la lucha frontal contra el flagelo del narcotráfico emprendida por el gobierno peruano (...) eso no significa que con dicho objetivo se tenga carta blanca para cometer una serie de atropellos, que en muchos casos, pueden causar daños irreparables a nivel personal, moral y económico", señaló Fontanellas en una carta dirigida en febrero de 2008 a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner para conseguir el apoyo del Gobierno argentino. Nunca tuvo respuesta.
De todos modos, al rechazar el pedido de nulidad de sentencia absolutoria, la Corte Suprema de Justicia de Perú determinó el martes 3 de octubre pasado, la insuficiencia de pruebas en la causa. Habían pasado 13 años desde la primera denuncia sobre el lavado de dinero proveniente del narcotráfico, que motivó el procesamiento de Fontanellas, su socio y gran parte de sus trabajadores y colaboradores que fueron detenidos, al margen de la incautación de todas las empresas navieras y sus bienes.
Dos párrafos de la resolución son elocuentes en ese sentido. El fiscal señaló que "no se acreditó quienes contactaron y entregaron el dinero (primigeniamente se señalaba a don Edgar Benjamín Chirinos Medina y don Máximo Zadi Desme como hombres de confianza de Montesinos Torres y Zevallos Gonzalez y autores de la entrega dineraria), a don Daniel Eduardo Yabbur, y que no fue posible probar la realización de la supuesta e ilegal entrega dineraria".
Asimismo, "existió -según se dice- inadecuada valoración de las testimoniales de don Jorge Chávez Montoya; al respecto el testigo antes referido dijo que conoció a Montesinos Torres, Yabbur y Fontanellas Bobo por intermedio de don Edgar Chirinos, quien a fines del año mil novecientos noventa, le indicó que debía entregar cupos a Montesinos Torres, sin embargo en juicio oral, Chávez Montoya negó que el encausado Zevallos González hubiera tenido participación en el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico, por tanto se retractó de lo indicado en sede judicial, y agregó que fue inducido a declarar en aquella forma a fin de obtener su libertad".
El fallo completo de la Corte Suprema de Perú puede descargarse aquí:
La inversión supera los 300 millones de pesos, aportados por el desarrollista y los frentistas.
Comunicado oficial de la empresa Petroquímica Río Tercero.
Se acordó que cada demandante cobraría, en promedio, unos siete millones de pesos, en bonos.
El Concejo Deliberante avaló el ajuste del pasaje en tres etapas, en función del reclamo de la empresa prestataria que alegó aumento de costos del funcionamiento de los colectivos.