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Agro. Interpretar en paralelo

Columna del ingeniero agrónomo Raúl Martina (M.P. 1442).

Locales 28/10/2023 Tribuna Tribuna
AGRO Maíz

Recorrer un lote de cultivo de maíz “con ojo clínico” luego de algunos días de haber aplicado un herbicida hormonal y evaluar su acción sobre el entorno productivo, me trasladó de manera casual a una “descripción paralela” que la comparto a manera de análisis frente a los últimos acontecimientos vivenciados en el terreno político nacional.

Los herbicidas tienen varios componentes, el principio activo es uno de ellos, el cual consta de una sustancia que de manera artificial se encuentra en una dosificación pequeña y regulada. Las fitohormonas en dosis justas y adecuadas logran el efecto de estimular el crecimiento equilibrado dentro de la fisiología vegetal, y así sucede, en la economía con la moneda, es un ingrediente ineludible que posee un valor justo y real cuando se emite de manera controlada y racional. 

El componente hormonal utilizado en los herbicidas actúa en la planta simulando hormonas del crecimiento, que aplicados en una concentración elevada generan un gran efecto de división celular, multiplicándolas de manera descontrolada y desordenada, ofreciendo una demanda desmesurada de metabolitos claves, es decir, creando áreas superpobladas de células que no podrán recibir los sustratos básicos para lograr el funcionamiento adecuado de su propio metabolismo, teniendo como consecuencia un crecimiento extremadamente exagerado de sus partes vegetativas derivando en el colapso del vegetal.

Superpoblar áreas generando la falta de insumos básicos, resuena a políticas deficitarias de distribución de la población, exponiendo los distritos más importantes del vasto territorio, a situaciones de macrocefalias hacia las capitales pero raquíticas hacia el interior (macrocefalia urbana: la concentración de una gran parte de la población urbana de un país en una sola área metropolitana, la cual supera con holgura a la segunda ciudad más poblada). 

Además, en ambos, vegetales y población, existe el previo efecto placebo, en la aplicación de este tipo de principios activos y las elecciones, ya que en el vegetal cuando le llega el principio activo le provoca una reacción anímica positiva pero es transitoria. Y en la población se observa el mismo efecto días previos a una elección, ya que luego de recibir algún tipo de asistencia momentánea el efecto placebo dura poco tiempo. Lo que sigue son limitaciones, postergación y la reducción de cualquier tipo de efecto relacionado con las posibilidades de crecimiento. 

Volviendo al lote aplicado con herbicida hormonal, y observando las plantas vecinas dentro de la misma región productiva, reconozco visualmente las que no están afectadas. Ellas claramente reconocen tal situación, se adaptan y adquieren sabiamente la barrera de inmunidad necesaria para que no las dañe. El cultivo de maíz es rico en carbohidratos, crece sano con cada uno de sus mecanismos luchando exitosamente por procurar el equilibrio interno, generando nuevas células en la medida de sus posibilidades, aprovechando del mismo entorno cada uno de todos los recursos que se le ofrecen y logrando así un buen balance lo que es clave para el rendimiento. Cada estímulo es aprovechado para lograr el éxito de manera conjunta donde hay procesos de adaptación para dejar descendencia cada vez más fuerte. La naturaleza es sabia, el campo nos brinda en cada recorrido de lotes la oportunidad de observar y aprender de ella. Se produce alimentos cuidando la tierra, conectándose íntimamente con ella a través de las raíces que son venas hacia lo profundo lleno de historia y sentimiento protegido.

Para la reflexión en tiempos desconcertantes, les comparto un aporte del respetado ensayista argentino Santiago Kovadloff (extraído de su libro La Aventura de PENSAR): “SER, en sentido estricto, es haber dejado atrás, por obra de la voluntad razonadora, la sujeción pasiva a las turbulencias del alma. PENSAR, es obrar certeramente sobre esa convulsión que devora el entendimiento sojuzgado tanto por el impulso como por el prejuicio. Pensar es renacer como aquel que ha logrado poner fin a su esclavitud haciéndola consciente, en primer término, mediante el ejercicio de la duda y superándola mediante el creciente señorío de la voluntad de las pasiones. Ahora el sujeto se conoce, tanto en su condición de ser inicialmente oprimido, como en su ulterior condición de ser autónomo. Y ese saber es la prueba de su LIBERTAD, la evidencia suprema de que el hombre, al Pensar, promueve su existencia, en el más alto sentido de la palabra”.

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