Genera preocupación la reapertura de una cantera que fue clausurada

Históricamente y sobre todo desde el advenimiento de la pandemia, los antiguos y nuevos pobladores de Las Bajadas han valorado especialmente la tranquilidad y entorno natural que los rodea.
Pero todo esto se ve ahora amenazado por lo que sería la inminente reapertura de una cantera ubicada a pocos kilómetros de allí, que había sido clausurada por Policía Ambiental en 2017.
El movimiento de camiones y la tala de árboles en el sector generaron un estado de alerta que ya motivó la organización de vecinos autoconvocados en oposición a este emprendimiento.
Alineada con ellos se encuentra la presidenta comunal, Gabriela Campilla, quien desde su lugar se comprometió a llevar el reclamo hasta las autoridades provinciales.
En principio, surge como limitación que más allá de la cercanía, la cantera “El Zorro” explotada por la minera “San Pedro”, se encuentra fuera del ejido urbano, aunque no por eso puede dejar de ejercer el “poder de policía”, sostiene.
En este marco, señaló que sería muy importante la reunión prevista para comienzos de esta semana, con el secretario de Ambiente, Juan Carlos Scotto, buscando explicaciones que disipen en cierta forma, la inquietud social reinante en la población.
Hace algo más de seis años cuando se procedió a la clausura de lo que se consideraba una extracción clandestina de cuarzo, pudo constatarse el desmonte ilegal en una zona protegida por la ley de bosques.
De acuerdo a la documentación que aportó a la Comuna, la empresa a cargo del proyecto, la licencia ambiental fue recuperada en 2018 pero las dudas recaen sobre su renovación.
Más allá del potencial daño sobre flora y fauna, también preocupa el tránsito de camiones y maquinaria pesada que esto genere, cuyos caminos de ingreso y egreso tampoco están claros, indicó Campilla.
Según explicó, la preocupación es generalizada entre los vecinos pero especialmente reside en los moradores de un barrio privado cuyo límite trasero se encuentra a solo tres kilómetros de la cantera. Allí viven cinco familias de manera permanente, oriundas de Córdoba y Río Tercero, pero en total, hay unas 15 viviendas ya que varias de ellas se ocupan durante los fines de semana.
Desde su rol y a la espera de precisiones oficiales que deberán llegar desde las áreas provinciales de Ambiente y Minería, la presidenta comunal deberá valorar también si este emprendimiento genera algún atenuante económico y aporta una alternativa a la escasa generación de empleo que padece este pequeño poblado. De todos modos, se muestra escéptica al respecto y la única certeza hasta el momento, es el impacto ambiental que generará.
En ese marco, los vecinos convocaron para el pasado domingo en la plazoleta del pueblo, a una reunión donde brindarán los argumentos de tal preocupación.
En documentos que difundieron públicamente, aseguran que la cantera ya produjo consecuencias en la salud por las micropartículas volátiles propias de la explotación; como así también en plantas y animales, debido a las explosiones realizadas y un grave problema de abastecimiento y calidad del agua, siendo visibles las roturas de vertientes y seca de arroyos,