Editorial. Las reformas urgentes que no se discuten y se dan de hecho


Según un pormenorizado estudio de la consultora en recursos humanos Ghidini Rodil, en base a datos oficiales, en diez años, entre agosto 2012 a agosto 2022, el empleo privado registrado creció 2,4% mientras que el público lo hizo 28,3%. Y en el mismo período, los trabajadores autónomos cayeron un 5% mientras que los monotributistas aumentaron un 40%. El análisis destaca que “mientras los sindicatos insisten en mantener reglas de juego que favorecen a cada vez menos trabajadores, el mercado del empleo crece traccionado por el monotributo y el cuentapropismo, que aumentó 10,2% frente a una caída de 3,8% del empleo asalariado privado, lo que constituye una reforma laboral de hecho”.

Asimismo, según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) los puestos de trabajo formales crecieron al 4,6% interanual durante los primeros cinco meses del 2022, y superaron el nivel alcanzado en 2019. “Pero esta tendencia es impulsada por dos modalidades: asalariados públicos (2,3%) y cuentapropistas (10,2%): monotributistas, autónomos y monotributistas sociales, frente a una caída en el sector privado de 3,8%”.
Los números son elocuentes y no resisten otro análisis que el planteado. Con trabas burocráticas cada vez más cerradas, convenios colectivos totalmente desactualizados y de imposible cumplimiento, feroz y creciente presión impositiva sobre el sector privado, y una legislación laboral que ahuyenta la inversión, favorece la industria del juicio y crea más desocupación, la salida hacia una economía saludable es cada vez más lejana. El empleo privado ha mutado buscando cobijo en otros mecanismos como el monotributo o la informalidad.
El nuevo Gobierno nacional que asuma el desafío de resolver los graves conflictos argentinos, tendrá como misión insoslayable plantear cambios estructurales y de raiz, único camino para favorecer el empleo y la inversión; con un Estado que no siga creciendo y formando parte del problema sino de la solución. Continuando por el mismo camino o profundizando con políticas efectistas, solo lograremos agravar los problemas e incentivando el aumento de la pobreza y la falta de oportunidades para nuestros jóvenes.
