AGRO. Negar la realidad no conduce al futuro

Comienza el mes de junio de 2022. Las batallas declamadas por el Gobierno para crear un país próspero, las viene perdiendo recurrentemente. Por supuesto, que esa derrota, solo castiga al pueblo, a los trabajadores, a las pequeñas y medianas empresas, a todos aquellos que con el sudor de la frente y el riesgo asumido en cualquier emprendimiento, generamos ingresos al país.
Cuando conversamos con nuestros vecinos, compañeros de trabajo o en las relaciones cotidianas, apreciamos el desconcierto, la angustia y la ansiedad por nuestro futuro. Vas a comprar gasoil y no hay, o lo que te venden es por un monto determinado. Vas al supermercado y no sabes lo que vas a poder comprar porque los precios aumentan semana a semana. Necesitas un neumático, correas, repuestos, y cosas básicas para el desarrollo de nuestra actividad, no hay. ¿Es casualidad o es un nuevo Régimen?
El Gobierno niega la realidad. Pero, ¿por qué negar la realidad?
Porque es un mecanismo de defensa que este Régimen emplea. La negación consiste en el rechazo de aceptar que algo ocurre y se basa en la convicción pre-lógica de “Si yo no lo reconozco, eso no sucede”. Y eso es lo que a viva voz transmiten nuestros gobernantes a sus seguidores que están ungidos por supuestas ayudas sociales. Este mecanismo se ha adoptado para enfrentar estas situaciones de crisis o emergencia, donde el pleno reconocimiento de lo que sucede sería condenatorio en este momento.
Busca culpables. Este Régimen, necesita tener alguien a quien señalar, contra quien dirigir su enfado, decepción o crítica. Parece que al menos permite pensar que las cosas podrían ser distintas. Más aún, que deberían ser distintas, y si no lo son, es por culpa de quienes no actúan como tendrían que hacerlo según sus propias reglas. La asignación de culpas permite convertir la frustración en algo más manejable, al poder descargar contra alguien su malestar. Entonces convierte la decepción en enfado, en reproche (público o silencioso), y en algunos casos, en conflicto.
Es evidente que hay un sesgo cognitivo de nuestros gobernantes en la captación de la realidad. Se culpa al campo, a los medios de comunicación y a los otros presidentes por lo que le pasa al país, pero el problema es que cada presidente en función, no es capaz de resolver los problemas propios de gestión. Actualmente, se generan políticas restrictivas e ineficaces que no pueden contener la inflación, la falta de seguridad, y menos consolidar la educación y la salud pública.
Hoy el campo genera al país 7 de cada 10 dólares que ingresan en concepto de exportaciones, y nuestro gobierno lo condena públicamente de ser culpable de la realidad que viven los argentinos. Lo castiga con retenciones, cupos y presiones impositivas a más no poder.
Esta conducta de acusación y desprestigio, solo genera desunión y descontento social porque el interior sabe que el campo es el engranaje que mueve la rueda productiva.
Si nos quedamos anclados en la decepción, al dolor, a la frustración, no vamos a poder avanzar en nuestro camino como país y no seremos capaces de poder ver y disfrutar de otras sorpresas que nos depara nuestra vida.
Como productor agropecuario, puedo concluir, que así como cada año se siembra con la esperanza de producir y cosechar, como argentino, sostengo, que tenemos la obligación de gestionar y superar los disgustos y decepciones que nos hemos ido creando al sentirnos desilusionados por los gobiernos que elegimos en todo este tiempo democrático, y transformarlos en esperanza, paz y prosperidad.
