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Inflación, devaluación: saber para enteder

Columna de Javier Mignani, contador público (Mat. Prof. 10-1016-1).

Locales07/06/2021 Tribuna
AGRO Mignani

Muchas veces, los que estamos empapados con los temas económicos, damos por sobreentendido conceptos que la ciudadanía no llega a comprender. Para algunos, la inflación y la devaluación, es lo mismo, y por eso aumentan los precios. Para otros, los precios aumentan por culpa de los productores o por las exportaciones, que dejan sin comida al pueblo argentino. 

Para evitar este tipo de confusiones, es importante saber conceptualmente lo que significa cada uno de estos términos, para luego poder tener un diagnóstico más claro de la realidad.

La inflación es un aumento generalizado en los precios de los bienes y servicios de una economía durante un período de tiempo. 

Cuando oímos que ha habido inflación significa que los precios han subido o se han “inflado”, de ahí su nombre. La subida de precios provoca la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos. Esto significa que con el mismo dinero podremos comprar menos cosas que antes. La inflación es uno de los aspectos más importantes en el estudio de la macroeconomía y en la política monetaria de los bancos centrales. Por lo tanto, el Banco Central de la República Argentina, es el encargado de conseguir la estabilidad de precios, manteniendo una tasa de inflación anual coherente con la economía en sí. En un país donde se cumple esta premisa,  permite a los compradores indicar la cantidad de producto que desean comprar según el precio del mercado y a los empresarios determinar la cantidad de producto que desean vender a cada precio. Los precios garantizan que los recursos se repartan de manera eficiente para alcanzar un equilibrio de mercado y así, los recursos se pueden asignar de manera eficiente.

La devaluación es la pérdida de valor de una moneda con respecto a otra. Este término es utilizado para referirse a una depreciación de la moneda que ha sido provocada. Esto lo puede hacer el Banco Central que controla dicha moneda, disminuyendo el valor nominal de la moneda con respecto a otras monedas extranjeras. Esto lo hace normalmente con la impresión de más billetes (emisión monetaria) e inyectándolos en el sistema financiero.

Aplicando los conceptos vertidos anteriormente, podemos determinar que si bien la devaluación o la suba del dólar puede empujar más los precios de algunos bienes, por su efecto sobre los precios relativos, no es la causa de la inflación. La relación entre suba del tipo de cambio y los procesos inflacionarios, está en el valor del peso. La inflación básicamente es la pérdida del valor de dinero medido en términos de bienes (cada vez necesitamos más pesos para comprar los mismos bienes), mientras que la suba del tipo de cambio refleja la pérdida del valor del peso argentino con relación al dólar (depreciación). Esto desmitifica la concepción que algunos funcionarios y políticos sostienen que el aumento del precio de los bienes produce inflación, sino que es al revés, la pérdida en el valor del peso por la intervención del Gobierno a través del Ministerio de Economía en el Banco Central, hace que para comprar un mismo bien, se necesite más dinero.

En el mes de octubre, el Ministerio de Economía toma mayor control sobre el Banco Central, e implementa una serie de medidas que tienden a reducir la emisión monetaria, financiar el déficit fiscal vía endeudamiento en pesos y una venta de deuda en manos del Estado, al sector privado. Todas estas medidas lograron que los dólares alternativos tuvieran una fuerte baja. Pero la inflación, no ha podido contenerse. La moneda se sigue devaluando.

Cómo funciona este mecanismo: el Banco Central, con los dólares que recibe de las exportaciones, compra bonos y los vende en el mercado de capitales. Esta operación le deja ganancias siderales. Un exportador sojero cuando ingresa los dólares al país, le vende al Banco Central dólares y las retenciones que se aplican a los granos, van directo a Tesorería. Con esos dólares, el Banco Central compra un bono en dólares, que luego pasa a vender en pesos. De esta forma, el Banco Central gana pesos con la brecha, que son utilizados para bajar el pasivo del ente monetario.

De esta forma, vemos como el país se nutre de un sistema financiero que constantemente hace agua, donde el sector público gasta más de la cuenta absorbiendo el dinero que hay en el mercado y los sectores productivos, trabajadores, jubilados y privados, se ven día a día sometidos a un sistema nocivo cargado de impuestos municipales, provinciales y nacionales. Esta expropiación de la renta de los privados, deteriora sistemáticamente la capacidad de inversión en los distintos sectores productivos y ello, trae aparejado caídas en el producto bruto interno del país. 

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