En estos momentos el campo argentino atraviesa diferentes etapas en lo que respecta a la producción primaria de granos. Pasamos una campaña llena de incertidumbres, con condiciones climáticas que nos preocuparon y desafiaron, pero una vez más la agricultura moderna de la mano de productores, técnicos y empresas dispuestas a invertir, han logrado suplir la seca en diferentes zonas y obtener cultivos con buenos rendimientos con milímetros de lluvia menores al 50% (en algunos casos) de los valores normales.

Todas las campañas avanzamos un paso más, es difícil a veces dimensionar esto, por eso planteo aquí unos ejemplos que nos van a ayudar a explicar porqué logramos mantener la producción ante condiciones climáticas y de mercado cambiantes. Uno de esos ejemplos es la tecnología de cuidado del recurso suelo, tomándolo como un verdadero sistema, altamente complejo que cada día comprendemos mejor, prácticas como cultivos de servicios y cuidados en manejo de los rastrojos pos cosecha nos llevan a mejorar el contenido de materia orgánica, la porosidad y la conservación del agua, para de esta manera hacer más kilos de grano por milímetros de lluvia.

En este punto hay un trabajo impecable de empresas, instituciones y técnicos esforzados en comunicar e informar sobre los múltiples beneficios de las técnicas de conservación de suelo, logrando la adopción de técnicas por parte de los productores a una velocidad pocas veces vista en el país.

El otro ejemplo es la evolución de los fitosanitarios. Actualmente en cultivos extensivos (soja, maíz, trigo, maní, sorgo, etc) estamos utilizando fertilizantes orgánicos, insecticidas y fungicidas biológicos, obteniendo iguales o en algunos casos hasta mejores resultados que con los productos químicos, y al mismo costo, dato no menor, dado que hasta hace algunos años este era uno de los principales limitantes a la hora de adoptar productos nuevos. Eso hoy cambió, los costos mejoraron, y tanto la calidad como la conservación de estos productos han llevado a que las aplicaciones sean igual de prácticas y efectivas a lo que venimos utilizando normalmente.

Si bien son dos ejemplos distintos, el fundamento que los explica es el mismo, y se trata de la investigación y recopilación de información de empresas públicas, privadas, técnicos y productores estudiando todo lo que la naturaleza ha ofrecido siempre, pero que hoy somos capaces de manejar y conocer. Los productos biológicos son el futuro, son esos microorganismos que nos dan una mano, que hemos estudiado y logrado aislar para multiplicar y que en mayor proporción en los lotes cuidan nuestros cultivos, durante todo el ciclo.

Cada día, el agro argentino nos va revelando adelantos que hacen a la producción más sustentable, más amigable, en los próximos años nos va a enseñar que producir de la mano del manejo correcto del ecosistema permitirá tener resultados en rendimientos y en calidad de alimentos muy superiores a los que conocemos hoy. Inevitablemente nos actualizamos, la producción agrícola necesita de eso, simplemente los costos productivos nos llevan a mejorar, nos obligan a evolucionar en el manejo de nuestros cultivos. Nadie quiere gastar de más en aplicaciones que no funcionan del todo. Por eso necesitamos de cambios importantes en el manejo e insumos que usamos para ganarle la pulseada a las plagas, malezas y enfermedades que afectan la producción.

La menor toxicidad de los plaguicidas, arrojando en muchos casos toxicidad 0% es un hecho en el campo. En los próximos años la revolución biológica nos va a mejorar en todo sentido, vamos a poder operar productos sin ningún riesgo para nuestra salud ni al medio ambiente. Por eso quizás hoy debamos estar más atentos en los productos químicos que utilizamos en nuestros hogares, como insecticidas, repelentes y demás que están en contacto directo con nosotros, nuestros abuelos, padres, hermanos e hijos. Productos que muchas veces no conocemos, no sabemos su correcto uso, ni dosis, pero sin embargo usamos, sin pensar demasiado, simplemente buscando solucionar plagas de manera instantánea.