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Marcos Ferrer: “El kirchnerismo es un límite y Milei nos ha insultado a los radicales. Nos excluyó”

El intendente Marcos Ferrer analizó los sorprendentes resultados de la elección presidencial del domingo y, en diálogo con TRIBUNA, opinó acerca de la posición a adoptar frente al balotaje del 19 de noviembre, que disputará la Presidencia entre Sergio Massa, ganador de la primera vuelta, y Javier Milei

Locales 25/10/2023 Tribuna Tribuna
FERRER
El intendente Ferrer enfatizó que ningún dirigente le puede decir a la gente a quién votar

El intendente Marcos Ferrer analizó los sorprendentes resultados de la elección presidencial del domingo y, en diálogo con TRIBUNA, opinó acerca de la posición a adoptar frente al balotaje del 19 de noviembre, que disputará la Presidencia entre Sergio Massa, ganador de la primera vuelta, y Javier Milei quien resultó segundo. Dijo que Massa representa un modelo agotado, y señaló que el libertario, que debería representar un cambio, adoptó una postura muy agresiva. Habló de los errores de Juntos por el Cambio y del futuro del radicalismo que lo tienen a él como uno de los protagonistas centrales en Córdoba. La opinión del intendente se da en el marco de la posición prescindente de la UCR a nivel nacional, cuya cúpula decidió no apoyar ni a Massa ni a Milei para el balotaje, a diferencia de Patricia Bullrich que selló un acuerdo con el candidato de la Libertad Avanza para apoyarlo.

-¿Cómo evalúas el resultado electoral del domingo?

-Fue inesperado. Si bien las encuestas mostraban un posible escenario de balotaje entre Massa y Milei, nadie vio antes una diferencia de entre seis o siete puntos entre el primero y el segundo. Argentina tiene una realidad compleja que es la provincia de Buenos Aires, que tiene un impacto y un valor sobre la elección muy significativo. Y condiciona cualquier elección nacional. Es decir, 40 por ciento o más votan ahí, sumando las provincias del norte, obviamente traen un resultado como el que se vio. De todos modos no tengo porqué criticar a los electores. La gente tiene libremente la posibilidad de decidir y uno no puede cuestionar cuando pierde y felicitar cuando gana. La gente decidió y tendrá sus motivaciones. 

-¿Qué autocrítica puede hacer Juntos por el Cambio?

-Creo que se cometieron muchos errores.  Primero una interna innecesaria. Creo que nos podríamos haber puesto de acuerdo mucho antes, atravesar un proceso mucho más sano y dejar los egos de lado. Además de entender el contexto socio-político que vivía la Argentina, y que la salida era por el centro. Por eso, en su momento, apoyé a Horacio Rodríguez Larreta, porque entendía que la Argentina necesitaba moderación, que fue lo que terminó votando la gente. Y no una mirada extrema como ocurrió. Aun así hicimos el esfuerzo entre todos. Pero claramente se cometieron muchos errores y la gente lo percibió: nos vio desunidos, peleados, nos vio muy agresivos. De tener una elección ganada en 2021, a este escenario de hoy que ni siquiera estamos en el balotaje. 

-¿Y en este contexto?

-Post PASO hubo dirigentes del PRO que se ocuparon de limar a la propia Patricia (Bullrich). Fue evidente. Algunos se sentían más cómodos con Milei que con nuestra propia candidata. Cuando pasan esas cosas la posición política se debilita y se pelea contra viento y marea. Generamos la tormenta perfecta y Milei supo interpretar el cambio que no supo interpretar Juntos por el Cambio. Lo hizo desde una postura mucho más extrema, cruzando algunos límites y aun así la gente lo ubicó como segunda opción, porque entiende que ahí está representado el cambio. No tuvimos una identidad clara. Es la crisis más grande que tiene Juntos por el Cambio, que hoy enfrenta un problema de representación. No sabe a quién representa. Hubo una sucesión de malas decisiones, incluso se bajó el Impuesto a las Ganancias y votamos en contra. Una cuestión inexplicable cuando hemos sido siempre los defensores de bajar impuestos. Ahí está el resultado. (NdR: en referencia al proyecto del gobierno que impulsó cambios en el mínimo de Ganancias que fue atribuido a una iniciativa electoralista de Massa y que terminó siendo aprobado por el Congreso con el rechazo de la oposición).

Soy una persona que piensa que el voto, en una elección ejecutiva, debe ser positivo. Es decir no votar a uno porque no queda otra, por descarte. O mejor dicho votar a uno porque estoy en contra del otro. Como yo no tengo ninguna cuestión positiva que me identifique, probablemente, cuando entre al cuarto oscuro (lo haga) pensando más en la ciudad, en la gestión y en qué le conviene a Río Tercero para los próximos cuatro años. Pero hoy no lo tengo claro.

-Ahora se discute la continuidad o no de Juntos por el Cambio, en función de la diferencia de criterios entre el PRO y la UCR rumbo a la segunda vuelta.

-Para que haya continuidad de Juntos por el Cambio, me parece que debe discutirse un núcleo de coincidencias básicas, para poder construir desde allí una propuesta política. Lo que no puede pasar más es que haya posturas tan antagónicas en un mismo espacio. Cuando se integra una coalición política hay que permitir el disenso, no todos deben pensar igual. Donde se juntan partidos diversos, de centro derecha, otros más vinculados a la centro izquierda, y de centro, hay que permitir la disidencia. Acá se había secuestrado el pensamiento de Juntos por el Cambio y se pretendía que todos pensáramos igual. Y la verdad es que hay dirigentes que son más dialoguistas, otros más duros. Hay que buscar un equilibrio, y para que lo haya tiene que haber un sustento ideológico. No puede ser un acuerdo solamente electoral. 

En cuanto a lo que viene, nosotros estamos fuera del juego, fuera de la competencia como Juntos por el Cambio. Los votos son de la gente. La postura soberbia de creer que el dirigente, ya sea del PRO o del radicalismo de la CC, puede salir a decir “hay que votar a tal” y tener un impacto electoral, es muy tonto. Por más que Marcos Ferrer, para ejemplificar, diga hoy que hay a votar a tal o cual, no voy a torcer la voluntad de ningún votante. Tiene más un aporte simbólico que operativo en términos electorales.

-¿Cuál es tu posición?

-Que Massa es un límite, claramente. Forma parte de un modelo que está agotado. Si la Argentina algo votó el domingo es un cambio profundo. La mayoría optó por un cambio más allá que a mí no me represente. Y Milei, que debería representar el cambio, se ha vuelto una persona sumamente agresiva. Al radicalismo lo ha atacado sistemáticamente, incluso post elecciones. Escuché un discurso moderado el domingo y pensé que se iba a abrir a convocar a todos, pero al radicalismo lo excluyó. Convocó a los que le interesan a él y se encargó de insultar sistemáticamente al radicalismo. Insultó a Alfonsín, con lo cual ha puesto un límite. Uno de los grandes autores de que Milei pueda estar hablando libremente y decir las barbaridades que dice, es Alfonsín. Fue quien garantizó la democracia en Argentina. Frente a estas dos opciones es muy difícil tomar una decisión nítida y sobre todo bajar línea. El kirchnerismo es un límite para nosotros. Tenemos diferencias muy profundas. Y Massa es el ministro de Economía del kirchnerismo. Y el otro extremo, que podría ser la alternativa no ha hecho más que atacarnos y agredirnos. Estamos en una posición difícil.

Soy una persona que piensa que el voto, en una elección ejecutiva, debe ser positivo. Es decir no votar a uno porque no queda otra, por descarte. O mejor dicho votar a uno porque estoy en contra del otro. Como yo no tengo ninguna cuestión positiva que me identifique, probablemente, cuando entre al cuarto oscuro (lo haga) pensando más en la ciudad, en la gestión y en qué le conviene a Río Tercero para los próximos cuatro años. Pero hoy no lo tengo claro.

Una posición no tan vinculada al pensamiento político personal, sino al futuro de Río Tercero y que estratégicamente le sirva a la ciudad.  Creo que a la hora de analizar el voto, los vecinos deben poner a Río Tercero en el análisis. Obviamente lo que no están comprometidos con estas dos fuerzas: los que quieren un cambio votarán a Milei, que creeo es un cambio peligroso, pero no puedo juzgar a nadie. 

-¿Qué cosas están en juego desde Río Tercero hacia la futura gestión nacional?

-A futuro claramente la Universidad Nacional, que es un tema delicado porque las miradas sobre la educación son muy distintas. Si bien es un tema que me preocupa, hay anticuerpos para poner un límite si se quiere avanzar contra la universidad. En este tema el radicalismo va  ser una garantía. Ningún partido político que gane tendrá mayoría para imponer algún daño a la educación pública. Y desde el punto de vista de gestión habrá que ver qué puertas se abren. Indudablemente es muy complejo ver a uno de los candidatos insultando al radicalismo todo el tiempo. Yo soy radical y pretendo que quién administre el Estado me vea como uno más, representado una ciudad. Y en Río Tercero ganó Milei y él se debe a la ciudad en el caso que sea presidente. 

-¿Cómo influye en el futuro del radicalismo cordobés? ¿Es una oportunidad más para una nueva construcción en el partido?

-Después del proceso provincial, donde el radicalismo fue el actor que más le aportó a Juntos por el Cambio, la UCR debe liderar el proceso. Si sigue JxC debe liderarlo, y si JxC deja de existir como fuerza política el radicalismo tiene que armar su propia impronta política y está en condiciones de hacerlo. Hoy tiene 21 legisladores, con una gran mayoría electos desde el interior provincial, que han ganado sus departamentos e intendentes. Con 40 puntos en la elección de la Capital que obtuvo el radicalismo en la figura de Rodrigo (de Loredo). Si hoy quisiéramos armar un proyecto de corte provincial, no tengo ninguna duda que el radicalismo es el actor más importante y tiene que liderar el proceso. Y basta de dejar pasar a otros candidatos y otros partidos políticos con candidatos. Ahora llegó el turno de la UCR para encabezar los procesos. 

En ese contexto, el Comité Nacional de la UCR se pronunció prescindente sobre el balotaje.

A continuación el comunicado del partido que preside Gerardo Morales. 

EL COMUNICADO DE LA UCR NACIONAL 

El país está viviendo una grave crisis económica, política, moral y social. Con una inflación creciente, niveles de pobreza y corrupción alarmantes, y una incertidumbre que afecta el día a día y la visión de largo plazo de todos los argentinos.

En ese estado de situación y con el deseo de revertirlo colectivamente fuimos a las urnas. Y la ciudadanía se expresó: la propuesta política de Juntos por el Cambio resultó tercera, quedando afuera del balotaje. Esto merece reflexión y autocritica profunda de todos los partidos de Juntos por el Cambio, así como de sus principales actores políticos.

La Unión Cívica Radical agradece el acompañamiento de los millones de argentinos que a lo largo de país acompañaron nuestras propuestas y rechazamos posiciones unilaterales inconsultas que no expresan los valores de Juntos por el Cambio Nuestro partido tiene una extensa historia en defensa de la democracia, del respeto de los derechos humanos, de la ampliación de derechos sociales de manera sostenible, de compromiso con la educación y la salud públicas, así como también de un posicionamiento soberano en materia de política exterior.

Los argentinos colocaron a nuestra coalición en un rol de oposición. Y eso es lo que debemos hacer. Esa responsabilidad es sumamente relevante, ya que contamos con 10 gobernadores, cientos de intendentes, 93 diputados y 24 senadores nacionales.

Ese mandato de las urnas para con Juntos por el Cambio es el que vamos a honrar, reconstruyendo los liderazgos, los proyectos y las visiones que vuelvan a enamorar a los argentinos, al tiempo que controle y ponga los límites necesarios a quienes vayan ser gobierno nacional a partir del 10 de diciembre. Los argentinos votaron, y son los únicos dueños de los votos.

Ningún dirigente lo es.

Cada uno de ellos decidirá en el balotaje por su preferencia. La UCR no apoyará a ninguno de los dos candidatos. Ninguno de los dos garantiza un futuro de progreso para la Argentina.

Sergio Massa es tan responsable como Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner del estado del país, de su empobrecimiento, del proceso inflacionario, la corrupción y del deterioro social y económico de Argentina.

El extremismo demagógico de Javier Milei se encuentra en las antípodas de nuestro pensamiento. Su plataforma política y la violencia que se desprende de sus palabras y gestos, atentando siempre contra la convivencia, no tienen nada que ver con nuestro partido. Jamás podríamos tener nada que ver con su espacio. Tenemos la oportunidad histórica, a 40 años de recuperar la democracia, de terminar con las grietas que peligrosamente parecen multiplicarse y que sólo han servido para rédito personal y político de algunos sectores y actores. Tenemos la responsabilidad de sacar el país adelante, desde el lugar que los argentinos nos han asignado. Y de construir un nuevo radicalismo, que sobre sus valores históricos convoque nuevamente a las mayorías, que represente los intereses nacionales y rescate lo mejor de nuestra tradición institucional. Con banderas y liderazgos renovados que permitan explicitar un camino claro, un proyecto de país para construir un futuro mejor. A ese desafío convocamos a los argentinos.

 

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