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Indumentaria: el mercado local resiste a la inestabilidad de los precios

El rubro fue el que más contribuyó en el último índice de inflación. Sin embargo, desde la Cámara que los nuclea, aseguran que las ventas se mantienen y no hay bajas de comercios.

Locales 19/09/2022 Tribuna
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A mediados de semana se publicó uno de esos indicadores que cada mes demuestra con cifras, lo que cotidianamente se percibe en el bolsillo de los argentinos.

El índice de inflación medido por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la Nación (INDEC) alcanzó un 7 por ciento para el mes de agosto, acumulando más de un 56 por ciento en lo que va del año y una variación interanual del 78,5 por ciento.

Pero dentro de los segmentos que componen la medición oficial, el correspondiente a prendas de vestir y calzado, sufrió el incremento más significativo (9,9%) que lo lleva a acumular un 109 por ciento anual en el país.

Naturalmente, los comercios del rubro en esta ciudad, no pueden escapar a esta situación que los obliga a agudizar el ingenio para mantener el nivel de ventas, luego de ser uno de los más afectados durante la pandemia.

Como presidente de la Cámara de Indumentaria y Afines de Río Tercero, Matías Garello, explica que son varios los factores que inciden para esta volatilidad de precios.

La inestabilidad parece ser la norma, aunque siempre atada a la demanda. “En muchos casos, se hace el pedido con un precio y cuando lo confirmás ya tiene otro”, asegura Garello.

Los productos que sufren mayor inestabilidad son aquellos que tienen más componentes importados y encarecen el proceso de producción, como ocurre por ejemplo con los abrigos y los jeans, cuyos fabricantes parecen no estar conformes con las telas nacionales, explicó el dirigente.

La especulación no está exenta, como en tantos sectores de la economía, admite, sobre todo por parte de quienes más mercadería tienen para vender y suelen poner pisos importantes de compra para mantener precios. En su gran mayoría, la ropa que se vende en Río Tercero viene de polos de la indumentaria de Buenos Aires como son los barrios de Once y Flores.

Varios comerciantes decidieron mudarse a locales más pequeños para mantenerse, pero otras variables no se pueden eludir, como el costo de los insumos importados o de operar con tarjetas.

Otra variable importante que incide en los precios, pasa por los costos fijos, como servicios, impuestos, empleados, alquiler, lo que ha provocado una migración de comerciantes a locales más pequeños. A esta salida, Garello le atribuye principalmente, que a pesar del contexto, no haya disminuido la cantidad de comercios del rubro en la ciudad, sino por el contrario, tuvieron un leve aumento.

Según afirma, tampoco se produjo la temida “sangría” como efecto de la pandemia, cuando mucha gente no necesitó renovar su vestuario para asistir a los lugares de trabajo ante el aumento de la virtualidad, ni para asistir a eventos sociales que estaban prohibidos.

Otro componente importante que influye en los precios, resulta del costo financiero que implica vender con tarjetas de crédito, presentes en un 60 por ciento de las operaciones, estima Garello.

Para vender en seis cuotas y compensar las comisiones que cobran los plásticos, “deberíamos aumentar precios en un 30 o 40 por ciento”, afirma. Incluso, recuerda que tampoco es gratis para el comerciante, vender con tarjeta de débito, aunque la legislación prohíba cobrar un precio diferente al del efectivo, solo disponible para 20 por ciento de los clientes.

Aún con todos estos obstáculos, Garello entiende que en general, “se logra mantener un nivel de ventas que si bien no es el ideal, nos permite mantenernos”. 

Desde su punto de vista, cree que esto es posible gracias a una “microeconomía” que tiene Río Tercero, no solo por un poder adquisitivo que está por encima de otras urbes, sino también, la atracción de compradores de una vasta región, en función de una variada oferta.

También asegura que no hay una gran desventaja en cuanto a precios con respecto a Córdoba, teniendo en cuenta además, los costos que implica trasladarse.

Aunque observa que el ritmo de comercialización es muy fluctuante de una semana a la otra, destacó que el sector ya se prepara para una nueva “temporada alta” promovida por las fiestas de egresados. Junto a los meses de abril y mayo, en la antesala del invierno, representan las épocas del año con mayor movimiento en las tiendas.

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