Cumplió 100 y para ella las claves de su longevidad son “la voluntad y las ganas de vivir”

Locales 15 de enero de 2022 Por Tribuna
Sara Medeot de Pereyra, ejemplo de vida y tenacidad.
LOCALES Nona
Sara comparte actividades con sus hijos, quienes actúan como verdaderos custodios de la “mujer de sus vidas”

El miércoles 29 de diciembre Sara Medeot de Pereyra sopló las velas de su centenario y lo hizo junto a sus seres queridos. 

Después de tres intentos fallidos de contactar a Sara, Esther, una de sus hijas contó que se encontraba en la Escuela de Verano del Club 9 de Julio, donde, con una energía hermosa y la vitalidad que la caracterizan, asiste semanalmente a sus actividades acuáticas, y no menos importantes, las sociales también. 

Pero no es lo único que hace. Nunca faltan sus vueltas a la manzana por el barrio ni sus ejercicios diarios en la bicicleta fija que tiene en su casa. “Aprovecho y mientras tanto rezo el rosario”, confesó entre risas. 

“Hago todo lo que puedo y lo que el cuerpo me permite. Me gusta salir y estar al aire libre. Tengo la suerte de tener voluntad porque es lo más importante y por supuesto, muchas ganas de vivir”, aseguró. 

Además, antes de la pandemia, su vida transcurría entre los afectos, su familia y las actividades en la UNI 3. Iba a gimnasia y a canto, pero su preferida siempre fue esta última. “Me gustan todos los géneros y también he bailado un montón”, recordó. 

Siempre fue muy social y querida por su gente, es por ello que lamentó que lo que más extraña son las clases en el taller y todas sus amistades. 

Sara cumplió nada más y nada menos que 100 años el pasado 29 de diciembre, y los festejó rodeada de amor, de mucho amor. Quizás de todo aquél que transmiten sus brillantes ojos celestes. 
La idea era hacer algo un poco más grande, una fiesta. Sin embargo, la pandemia, otra vez, obligó a que lo celebrara solo con el acompañamiento de sus más íntimos. “Ya habrá tiempo para juntar a todos los amigos y la familia”, afirmó. 

El día de Sara empieza no muy temprano. Se levanta, se da una ducha y arranca con sus tareas diarias, las que se intercalan entre las domésticas, los momentos de ocio y su actividad física, la que nunca falta. 

“Paso el lampazo, lavo la ropa, a veces con un poco de ayuda, me subo a la bici, pero no cocino, me pido comida. Es momento de disfrutar y de que me atiendan un poco”, bromeó. 

Es oriunda de Coronel Méndez y llegó a Río Tercero a los 27 años. Se enamoró de Raúl y se casaron cuando ella tenía 33. Fruto de ese amor, nacieron sus cuatro hijos, ahora sus guardianes, a quienes cada vez que los nombra, lo hace con orgullo y admiración. 

Acompañada de dos de ellos, que la miran con mucho amor, aseguró que con su familia es muy unida y la cuidan como si “fuera una reliquia”, e indudablemente lo es, ya que su fortaleza y sus enormes ganas de afrontar la vida hacen de ella una mujer digna de admirar. 

Pasó por momentos difíciles, entre ellos, la partida de su compañero de vida y la pérdida de un hermano con el cual era muy unida.  No obstante, no fueron un impedimento para que decidiera seguir adelante y disfrutar. “Yo siempre digo, el que quiere puede. Lo más importante es querer hacer algo, querer sentirse bien”. 

Sara es dueña, además, de una sonrisa contagiosa y contó que se siente plena y feliz. Fue muy trabajadora e hizo todo lo que se propuso y a lo largo de los años cumplió el sueño de viajar y de conocer gran parte la Argentina y algunos países vecinos. 

“Durante mi vida hice todo lo que me ha gustado y no me ha quedado nada pendiente, me siento muy agradecida por eso. Desde chica soñaba con conocer las Cataratas del Iguazú, y gracias a mis hijos que me convencieron lo cumplí. Desde ahí no paré más”. 

En cuanto al “secreto” para estar tan linda sostiene que no hay ninguno. Es la manera con la que uno enfrenta las cosas, el ánimo que tenemos y la importancia de no encerrarse y de rodearse de gente que nos llene el alma. “No me privo de nada, como rico y de vez en cuando me doy mis gustos”, agregó. 

Con orgullo contó que proviene de una familia numerosa, de once hermanos y que fue hija de una madre, que al igual que ella, cumplió, alguna vez, sus espléndidos 100 años y que siempre le dijo: “Sara, vos también los vas a cumplir”. 

¿Un mensaje final? “Que nadie se deje estar y que vivan sin miedo a la vejez. Yo vivo tranquila y no quiero pensar en el futuro, yo vivo el ahora y lo hago feliz. Mi mayor deseo es que mis hijos y mi familia también lo hagan, que sean felices y sobre todo que siempre estén unidos”, cerró emocionada. 

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