Exportar, ese mal argentino!!!

Locales 12 de abril de 2021 Por Tribuna
Columna del ingeniero agrónomo Raúl Martina (M.P. 1442)
exportaciones

Considero que un sistema económico basado en el respeto a la vida, a la libertad y a la propiedad privada, es un rumbo de neta claridad desarrollista, marco jurídico que nos permitió como país, en nuestros orígenes de nación organizada, aprovechar recursos para transformarlos en una estructura productiva diversificada. Sin embargo, existen ideologías que rotulan esta concepción, intentando desvalorizarla bajo el lema “modelo agroexportador” enfatizando la idea de la oligarquía vacuna egoísta que generaba gran desigualdad. Por ello escucho en nuestros días, que se habla de la exportación como el “maleficio argentino”. 

Por un momento sería útil para todos que desterremos “Mitos y Relatos” y comencemos a transitar un camino de diálogo y debate maduro, que nos facilite definitivamente amanecer en el país que anhelamos. El modelo industrial incorporado en nuestra constitución les permitió a los sectores productivos, crecer de manera exitosa y con esta política de desarrollo fuimos conocidos como un país próspero y lleno de oportunidades. El interior del interior, con la fuerza del trabajo en las chacras y el advenimiento de los ferrocarriles tuvo un desarrollo manifiesto, 47 mil kilómetros de vías férreas hacia el año 1914. Asimismo, la industria creció mucho más, y este combo en un “sistema libre” potenció a ambos sectores, que, con el avance en la tecnología de los alimentos, dio lugar al nuevo concepto de la industria agroalimentaria. 

Hacia 1943 la industria nacional exportaba un 20% de lo que producía, éramos por aquellos años uno de los países más desarrollados del globo. Con las exportaciones agropecuarias, se dio lugar a la incorporación de nuevas tecnologías, que poco a poco las supimos adaptar y mejorar, generando avances en la maquinaria agrícola, y en las ciencias de la producción del suelo a la altura de las principales potencias mundiales. Ese derrame posibilitó a los habitantes de nuestra patria vivir con dignidad, saliendo de la pobreza con esfuerzo, teníamos una moneda sana y era posible el ahorro. Pero algo cambió en nuestra historia, apareció el proteccionismo, los impuestos al campo, las trabas al libre comercio, y las ideas populistas que nos apartaron del crecimiento y comenzaron a generar pobreza. 

¿Cómo es posible que 6 millones de argentinos banquen 20 millones? Algo no está bien, y, de seguir en esta vertiginosa declinación, solo nos traerá mas pérdida de oportunidades. Según datos de F.A.D.A., en 2020, las exportaciones agroindustriales fueron el 74% de las exportaciones totales del país. Es decir, 7 de cada 10 dólares entran al país por las ventas externas de las cadenas agroindustriales.     Somos el primer exportador mundial de aceite y harina de soja, yerba y porotos. Segundos en exportar maní. Terceros en maíz, soja, girasol y peras. Cuartos en cebada cervecera. Quintos con carne de vaca, camarones, langostinos, té negro y leche en polvo. Y otro mito que cae: “Con las exportaciones ganan unos pocos”.

Mentira… Porque generan muchos de nuestros empleos y así también es como llegan a nuestros bolsillos. Puede que directa o indirectamente, tu trabajo exista gracias a toda la cadena que genera el circuito de exportación. Por ejemplo, la cadena de la carne de vaca genera 100 mil empleos en su circuito de exportación: trabajadores del campo, veterinarios, camioneros, del frigorífico, etc. También la cadena agroalimentaria de la soja o el maíz; nos beneficia. El productor compra semillas a una empresa, donde lo asesoran ingenieros y contadores, que seguramente tienen empleados administrativos y demás operarios. Usa un tractor, que compra a una fábrica que contrata técnicos, y operarios. El transportista que fleta su producción, carga combustible en una estación de servicio que emplea al playero y al administrativo. En el puerto lo reciben empleados, otros en la aduana, certifican y las ramificaciones de trabajos parecen interminables. Hay que sumar que cada persona que accede a un trabajo puede invertir y gastar, lo que genera un efecto multiplicador, que mueve a la economía y genera aún más empleo. 

De los 20 mil millones de dólares generados de esas ventas agroindustriales, el 70% provienen de las cadenas de granos, el 15% de economías regionales, 8% de carnes, el 2% de lácteos y el 5% de otros productos. Dentro de estas áreas hay una variada oferta de granos, yerba, carnes, frutas, pesca, legumbres, lácteos, etc., mostrando al país con un amplio espectro de riqueza productiva. Estos registros tiran abajo otro mito, demostrando que exportar no empobrece ya que, por el contrario, es riqueza productiva generando más riqueza para la economía del país.

Finalizo mi columna con la frase que más me impactó del autor intelectual de nuestra constitución nacional, Juan Bautista Alberdi: “Hay que combatir el hambre y la ignorancia, porque el hambre se vende y la ignorancia se equivoca”.

Basta de mitos y más educación de calidad.

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