El Estado y la defensa de los derechos

Locales 13 de julio de 2020 Por Tribuna
Por Raúl Martina
AGRO Martina

Aceptar y defender desde el Estado la vida, la libertad y la propiedad privada, hace a las sociedades prósperas y llenas de oportunidades. El producto o resultado de la vida y la libertad de cada uno es su propiedad, y así ella se convierte en el fruto del esfuerzo y el buen uso del tiempo, la energía y los talentos. Es el estado con sus instituciones activas quien debe brindar las garantías necesarias para lograr acuerdos de convivencia que den tranquilidad, seguridad y protección a todos los habitantes. 

Algo que suena tan sencillo, se transforma en difícil de alcanzar si prestamos atención a los hechos que observamos de manera cotidiana, dando origen a una sociedad cada día más enfrentada.  Quienes tienen responsabilidades como líderes de diferentes organizaciones sociales gozan en Argentina de la posibilidad de, en primer lugar, pedirles a sus seguidores salir a quemar y romper oportunidades y, en segundo término, desdecirse y trasladar culpas a los mismos damnificados.

Hay discusiones que están fuera de contexto, los tiempos han cambiado, el mundo gira en otras direcciones, y es así, que vemos pasar oportunidades únicas.

El sector agropecuario entendió este rumbo y aceptó el desafío. Hoy la provincia de Córdoba, como territorio es el sexto productor mundial de maíz. Y aquí nos damos el lujo de romper silobolsas y quemar rastrojos que protegen lotes productivos, o quemar reservas de forraje como alimento para vacas de tambo y lotes de hacienda. 

Es valioso aclarar que el uso de silobolsas le permite al productor almacenar granos de maíz, sorgo o soja, forraje picado en verde para alimentación animal y semillas para la próxima siembra. Por lo tanto, se ha convertido en un recurso estratégico de protección del fruto de la combinación de esfuerzos y aprovechamiento sustentable de recursos tecnológicos, biológicos y económicos. 

¿Qué necesidad hay, entre nosotros los ciudadanos comunes, de vivir enfrentados en nuestras comunidades, alimentando la divergencia entre la ciudad y el campo? El productor hoy es parte de la ciudad y las ciudades necesitan del aporte de alimentos de los agroecosistemas. 

Debemos estar activos en las redes, en nuestros entornos cotidianos, animándonos a opinar y difundir nuestra manera de pensar y vivir. El pan, la leche, la carne del asado de los domingos, no aparecen “clickeando” el botón izquierdo o derecho del mouse de la PC o de la notebook. Vienen de la tierra y un conjunto especial de procesos asociados a la producción que desarrollaron estudios, tecnología y aplicaciones varias. Y esto con un trabajo que se realiza año tras año, con sequías, inundaciones, ataques de insectos, avances de hongos y demás afecciones, sobre las que estuvieron presentes de manera interdisciplinaria productores, empleados rurales, técnicos, ingenieros agrónomos, médicos veterinarios, economistas, empresarios, emprendedores, y muchos actores más.

Gracias a que podemos expresarnos, parte de ese sabor amargo de no ser entendido nuestro enfoque, se suaviza y sólo necesitamos gestos de unión, traducidos en hechos superadores. El pensar distinto no debe ser motivo de descalificación, por el contrario, en la diversidad encontraremos aportes positivos al bien común, siempre y cuando exista voluntad política de acordar en beneficio de todos los argentinos.

No es con violencia, sino votando mejor, manifestándonos en paz y con respeto, apostando a la democracia con más democracia, exigiendo calidad institucional a nuestros representantes, por donde encontraremos el camino.

En pasado fin de semana se difundió en las redes sociales el siguiente mensaje y sirve para tener en cuenta: “El bosque seguía muriendo y los árboles seguían votando al hacha, ella era inteligente, los había convencido que por tener el mango de madera, era una de ellos”. 

*Ingeniero Agrónomo M.P. 1442. Asesor Fitosanitario Provincial

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