En el rubro de indumentaria, prefieren cortar a la siesta y trabajar hasta tarde

Locales 23 de junio de 2020 Por Tribuna
Desde los locales de ropa aseguran que la mayoría de las ventas se producen durante las últimas horas de la tarde, algo que iría a contramano del horario de corrido.
LOCALES - Indumentaria

Entre los comercios dedicados a la venta de indumentaria, la posición parece generalizada sobre la preferencia de volver al horario tradicional.

Desde este sector no se pretende avanzar contra lo que consideran hábitos demasiado arraigados entre la población.

Para la mayoría de los comerciantes consultados, recién a partir de las 18 comienza el “horario pico de ventas” y mantener el local abierto  durante la siesta, parece una pérdida de tiempo.

Los argumentos se esgrimen con mayor fuerza en relación al verano, pero aseguran que para el invierno, la situación no varía demasiado como para justificar una modificación.

También son conscientes que lo ideal sería mantener un horario homogéneo para todo el comercio aunque entienden que será difícil alcanzar un consenso.

Desde esta semana, cuando el COE habilitó el horario comercial de 8 a 20, se acentuó la división entre los comerciantes en torno al nuevo horario corrido y el  tradicional discontinuo.

En general, aseguran comprender a quienes encontraron  mayor conveniencia en el horario corrido pero rechazan enfáticamente, la idea de someterse a cualquier imposición.

Según observan, el horario de corrido ganó mayor fuerza entre los comerciantes jóvenes, con quienes parece no haber coincidencia en cuanto al aprovechamiento del tiempo personal por encima del costado comercial.

También consideran que solo en Córdoba capital ha funcionado un modelo inaplicable para la idiosincrasia del resto de la provincia.

Desde los locales de indumentaria sienten de alguna manera que dominan el paisaje céntrico y consideran que la gente acostumbra a “salir tarde”. En ese contexto, prefieren tener las puertas abiertas mientras predominan los paseos y no durante la siesta cuando “no anda nadie”, advierten.

Aún golpeados por las consecuencias de la cuarentena, también se aprecia como postura generalizada, un rechazo hacia cualquier intento de cambio con respecto a los parámetros históricos.

“Ahora es momento de vender y no de hacer pruebas”, resumen en defensa de mantener los locales abiertos hasta pasadas las 20 ni bien se lo permitan, como aseguran, siempre les ha resultado.

Experiencias
“En otras ciudades grandes del interior como Alta Gracia, Villa María, San Francisco, Carlos Paz o Río Cuarto, hacen horario discontinuo, por algo es”, citó Walter, propietario de Montana.

“No tengo problemas que lo haga quien le convenga pero hay cierta gente que nos quiere imponer el horario de corrido y eso no me parece bien, ya se probó y no funcionó”, afirma.

Desde su punto de vista, implementar algunas reformas en el centro de la ciudad, como ampliar veredas, colocar bancos, plantar árboles o hacer eventos, resultarían más eficaces que cualquier cambio en el horario tradicional.

Históricamente, las ventas de indumentaria se  concentraron después de las 18 e incluso más tarde durante el verano,  coinciden en afirmar  los comerciantes del rubro.

“Me gustaría estar temprano en mi casa pero no puedo, ahora necesito vender, más adelante puede ser, pero no es momento”, enfatiza Fabiana, quien está al frente de Zantina.

“No nos beneficia que no unifiquemos el horario, porque aunque no vengan a tu local, ven la vidriera y entran”, afirmó.

“No siento que me quieran imponer el horario de corrido, entiendo a quienes les conviene, pero a mí no”, resumió.

“Las ventas que hemos tenido es porque la gente no tenía otra alternativa pero si le das a elección, no van a dejar de dormir la siesta  para ir al centro, prefieren hacerlo a la tardecita”, asegura María Pía, dueña de Budapest.

“Hablan de calidad de vida, pero la mayoría de los comerciantes tienen hijos que buscar al colegio o prefieren almorzar en familia”, agregó.

“Así como un gastronómico no podría abrir a las 4 de la tarde, si vendo ropa no puedo cerrar a las 6 de la tarde, hay que adaptarse a la hora que el cliente consume, no estamos para resignar ventas”, señaló.

Por último, cree que “los comercios le dan vida al centro y ver todo cerrado ya esa hora sería muy triste”.
 De esta manera, con posturas muy firmes, se oponen a lo que no está claro si se trata de otra “moda” o una tendencia a la que deberán ceder con el tiempo.

INFORME PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA

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