Conocidos los temibles índices oficiales de la inflación en 2019, no solo consumidores sino también comerciantes, inician un nuevo año mediando entre la esperanza de afrontar una cifra menor pero también la cautela por un posible escenario similar.

Vale recordar que esta semana se dio a conocer que el Índice de predio al Consumidor (IPC) sufrió una variación de 3,7 por ciento en diciembre. Esto representó una alza acumulada anual de 53,8 por ciento, la más alta de los últimos 28 años.

Para Cristian Colombana, presidente de la Cámara de Kioskeros y Almaceneros de Río Tercero, el incremento en los precios ha sido sostenido pero sin sobresaltos como por ejemplo se denunció que ocurrió con los alimentos durante enero en la capital provincial.
 De todos modos, este "gradualismo" no atenuó su efecto sobre las ventas que cayeron alrededor de un 30 por ciento el último año, según estiman.

"Los sueldos no acompañan a los aumentos y el presupuesto mensual se ve acotado, eso lleva a que se compre menos a los proveedores, es una bola", explica Colombana.
 Esta situación que lleva a modificar ciertos hábitos de consumo, delineando prioridades, también cambió la costumbre de "stockearse", afirma Colombana. Aquella práctica de comprar más para obtener mejor precio de la mercadería por parte del comerciante, dejó de ser una ecuación conveniente.

"Antes jamás un producto llegaba cercano a la fecha de vencimiento como ocurre ahora con los perecederos, por eso teníamos que comprar lo justo y necesario", explicó el dirigente.
 Siguiendo la tendencia de otras ciudades, Colombana sostiene que los comestibles, principalmente galletitas y chocolates, encabezaron esa lista de incrementos, sobre todo en los kioscos. Estos productos sufrían aumentos que doblegaban a al resto, alcanzando en algunos casos el 20 por ciento, precisó.

"Al incremento de precios lo generan nuestros proveedores, nosotros estamos al margen y no especulamos porque la gente está a la expectativa", aseguró.

Por otra parte, ve con buenos ojos la incorporación de precios cuidados también en los almacenes, aunque en Río Tercero no haya manifestaciones formales del sector.

A su vez, sostiene que las inclinaciones políticas cambian la mirada sobre los orígenes de esta inflación cuando esta se posa sobre el gobierno, pero "hay muchos que tienen parte de culpa, incluyendo a los empresarios que manejan los precios", expresó.

"Le vamos a poner optimismo y dar una oportunidad a este nuevo gobierno aunque los colegas tienen visiones disímiles pero creo que vamos a andar un poco mejor", vaticinó.
 Esta incertidumbre ha frenado acciones corporativas como las de otras épocas donde por ejemplo se compartían grandes compras, aunque Colombana se mostró confiado en revertir la tendencia.

Otra visión
 Como presidente del Centro Comercial pero también propietario de un tradicional almacén de la ciudad, Gabriel Prieto es palabra autorizada para opinar al respecto.

El comerciante es categórico: "La inflación destruye todo, es lo peor que nos puede pasar porque no da previsibilidad para nada, no podés hablar de largo plazo ni inversiones", afirma.
 Prieto apunta a "la especulación de algunas grandes empresas que manejan los precios" como la principal causa.

Es por esto que valora la aparición de segundas marcas como fruto de las economías regionales. Precisamente, en la potenciación de esas pymes, cree que debe estar puesta la atención del Estado.

En este sentido, se mostró interesado por el proyecto de la ley de góndolas, que intenta regular la porción que ocupan las distintas marcas en los exhibidores de las grandes cadenas comerciales, fomentando la injerencia de las pequeñas y medianas con la exhibición de productos regionales.

A su vez, se muestra escéptico sobre los "precios cuidados", porque "esos controles nunca funcionaron", asegura repasando los últimos 40 años y en defensa del libre comercio.

Prieto observa que los productos de primera necesidad y los generados por empresas monopólicas son los que mas variaciones de precios sufrieron en el último año, pero según su óptica, "se están acomodando".

En cuanto al comportamiento, de las ventas, coincide con la percepción generalizada de una caída cercana al 30 por ciento.