Por Raúl A. Martina*

Remontarnos al Egipto de los tiempos bíblicos y hablar de la presencia de las 7 plagas, sería un paralelismo demasiado exagerado, pero al iniciar los planes de siembras a mediados del 2022, no manejábamos ni remotamente el combo de inclemencias que comenzaríamos a vivir al depositar semillas en el fondo de los surcos de cada lote productivo.

Increíblemente el sector que desde 2002 aportó 175.000 Millones de dólares al fisco nacional en concepto de retenciones a las exportaciones. Hoy forma parte de una Argentina con 4.000.000 más de pobres y 70.000 productores menos; es decir, que el conjunto de medidas que afectaron al sector, favorecieron la concentración del manejo de las tierras en menos manos, generaron tristemente muchos más niños y jóvenes en situación de pobreza e indigencia, menos desarrollo y, por tanto, en los hechos nada más alejado de la realidad, ese relato distorsionado y contradictorio que siguen sosteniendo un puñado de representantes que deciden día a día los destinos del país.

Tres períodos consecutivos de Sequía que no dan tregua, el granizo que afectó varias zonas de la región, y una violenta helada de mediados de febrero, factores ambientales que dan un tiro de gracia a una cosecha con pocas expectativas de lograr rindes que solo nos ayuden a cubrir los costos. A estos factores, se sumaron la presencia de plagas secundarias cobrando roles de ataques severos, trips, arañuelas, junto a las infaltables defoliadoras de difíciles controles sumando otros tres factores más. Llegamos a contabilizar así, seis fenómenos problemáticos sobre los cultivos de la región, sin dejar de lado el séptimo factor presente desde hace décadas, que genera tributos presentados como excepcionales - transitorios y que siguen vigentes en la actualidad, imposibilitando el desarrollo productivo del sector y por ende del país en su conjunto.

Experiencia que la tenemos incorporada desde el interior, a sabiendas que, cuando “al campo le va mal a nuestros pueblos” también.

No existe desde nuestro sector mayor acto de rebeldía y amor por la patria, que año a año volver a SEMBRAR, con los dientes apretados y la creatividad intacta a pesar del desconcierto. Frente a ataques sin sentido direccionados de manera mal intencionada cual maquiavélico desacierto, frente al despilfarro de recursos que se generan en nuestros suelos y se mal administran en el poder central, el agro nacional sobre la base del conocimiento valorado, la tecnología, la inventiva, el esfuerzo sigue adelante y armónicamente integrado a las economías regionales.

La pérdida de kilogramos de granos es grande y los cálculos arrojan déficits cercanos a los 20.000 millones de dólares. Impacto macroeconómico enorme que se sentirá con crudeza especialmente en nuestros pueblos del interior. Nuevamente asistiremos a la mirada indiferente del estado, situación que reconocemos es un accidente de la historia y que, así como la lluvia colma de bendiciones nuestras pampas, las urnas deberían dictaminar el giro necesario para dejar de perder el tiempo y exigir que lo que hoy es futuro lejano y saludable; se transforme en el presente, lleno de equilibrio y oportunidades que nos merecemos.

Como remarcó más de una vez el Santo Italiano de Asís, “empecemos por hacer lo necesario, luego avancemos sobre lo posible y de pronto estaremos logrando lo Imposible”... 
Nuestro país lo requiere. 

*Ingeniero Agrónomo M.P. 1442
Asesor Fitosanitario Provincial