¿A que edad se debe empezar a competir?

Comenzó a competir a los 10 años, a los 12 ya era campeona sudamericana y a los 16 se consolidaba como la mejor tenista argentina. Después vino una carrera conocida de éxitos y viajes por el mundo que logró extender hasta los 26.

Ivanna María Madruga parte de su experiencia personal, que por más exitosa que resulte desde el punto de vista deportivo, le permite plantear públicamente un cuestionamiento hacia las edades en que los chicos deben comenzar a competir.

Aunque asegura que siempre defendió su posición, fue la película “King Richard”, que retrata la postura del padre de Serena y Venus Williams, -aquellas hermanas que dominaron el tenis femenino-, el vehículo para plantearla nuevamente.

“Imperdible, me reforzó la teoría que comparto, que los niños y niñas no deberían competir hasta los 13 o 14 años y dejarlos disfrutar del juego y de sus vidas de adolescencia. Si tienen intenciones de que sus hijos puedan tener una carrera profesional”, expresó Madruga en sus redes sociales.

El film protagonizado por Will Smith, está basado en la vida de Richard Williams, un padre estricto pero con clara visión de futuro que utilizó métodos poco convencionales en el entrenamiento y educación de sus hijas.

Salir del molde es también lo que plantea la extenista riotercerense, básicamente para evitar que los niños se alejen prematuramente del deporte, perdiendo su reconocido poder como agente de contención social, formativo y educativo.

“Hay que poner el foco en la diversión, que jueguen y que hasta los 13 años se permitan elegir entre ir a un torneo o un cumpleaños”, sintetiza una de las principales referentes que tiene la Capital Nacional del Deportista.

Desde su lugar y experiencia no solo dentro de una cancha sino también entrenando a niños, se permite dudar de la capacidad de los más chicos de lidiar con una derrota o un mal día.

En este contexto, plantea sin titubear que “el problema son los padres”, destacando la responsabilidad que deberían tener en este proceso y las consecuencias de posturas que generan sobreprotección porque “los chicos no aprenden a perder”.

La crítica del sistema actual también alcanza a las asociaciones y su límite de edad para los torneos que promueven, sin reparar en este tipo de cuestiones que desde su punto de vista, conspiran contra la formación de un deportista.

“La competencia debería ser gradual y limitarse al mismo club en un principio, no hay que apurarlos”, exclama, asegurando que un 80 por ciento de los chicos se seguirá alejando del deporte, en cuanto cumplan 16 años, con una maduración aún en proceso.

Igualmente, Madruga no se muestra optimista en torno a la evolución de estas costumbres. “No creo que cambie porque es algo ya cultural, es una cuestión de valores”, se lamenta.

En defensa de la competencia
Dentro de la región, Ismael Acuña es uno de los entrenadores de básquetbol con más experiencia en divisiones formativas y asegura que “la competencia es algo natural al ser humano, yo la uso como motivación en los entrenamientos, pero es fundamental cómo se trabaja, hay métodos para eso”.

Desde su punto de vista, el factor que más conspira contra el proceso de formación de los chicos, facilitando la frustración y prematuro alejamiento del deporte, es la temprana tecnificación e imposición de la parte táctica.

Este almafuertense que lleva ya varios años radicado en Río Tercero y trabaja en Sportivo 9 de Julio, defiende una formación integral, que ponga el foco en los valores y la inclusión del grupo.

Para Acuña, el básquetbol no tiene problemas en cuanto al inicio de la competencia, recordando que arranca en la categoría sub 13 aunque asegura que desde antes, los chicos, aunque jueguen sin marcador, saben cómo salió un partido.

En este contexto, cree necesario aceitar charlas con padres y dirigentes para respetar un plan de trabajo, entendiendo que “el resultado viene solo” y cuando se trata de los chicos no necesariamente pasa por ganar un partido.

De todos modos, advierte que en muchos casos, los ciclos de los entrenadores se miden por resultados y en la intención de resguardar el trabajo puede conspirar con un proceso correcto de formación en los chicos.
Formar antes de competir

Desde la década del 90´, Alberto Benavidez trabajó en categorías formativas de clubes como el Deportivo Independiente, 9 de Julio y Vecinos Unidos pero desde su nueva academia de fútbol, pretende imponer un modelo diferente al habitual.

“Soy un convencido de que acá en la liga se tendría que jugar por los puntos desde los 11 o 12 años para arriba. Me fundamento en que la presión emocional quita confianza y aprendizaje. Si yo no permito que el niño se equivoque, no aprende”, afirmó en una reciente entrevista concedida al portal Depor3.

“Empezaron a venir chicos de todos lados. Muchos que los clubes desechan, nosotros los recibimos, empezamos de cero, entendiendo que el entrenamiento les causa placer. El sacrificio debe ser inteligente, cuando desde el error se aprende”, agrega el entrenador.

“Nosotros no nos oponemos al club”, aclara, pero al mismo tiempo asegura que ha visto muchos chicos frustrados por fichar en ellos y después quedan en el camino. “En vez de sumar, restamos niños. No manejan el balón, los ponemos a competir y nos perdemos el juego”, señala. Ante esto, defiende como slogan para su academia: “la formación está antes de la competición”.

“El DT que quiere ganar no es formador. Cuando lo haces reventar la pelota al jugador para que no se equivoque, el juego no está presente. Al chico tenés que dejarlo y animarlo a ser, que se anime a tirar un caño, a que haga cosas con la pelota para que el fútbol sea fútbol”, concluye.