Por Nicolás Cravero

Básicamente, es un escritor, aunque no sea la única faceta digna de compartir públicamente sobre la vida de Juan Alberto Goy (67).

Más allá de las tareas que haya desempeñado, el principal rasgo de su existencia fue, es y será retratar la historia, sobre todo de su pueblo: Corralito.

En esta localidad, más precisamente en la esquina de avenida Libertad y Almirante Brown, nació un miércoles 12 de noviembre de 1952, en momentos en que arribaba un tren procedente de Córdoba, según recuerda de la descripción de su madre.

La precisión con que narra el día de su natalicio es un rasgo que sintetiza la forma de actuar de alguien que pasó gran parte de su vida escribiendo, eso sí, “con todo documentado”, aclara.
 Su casa es prácticamente un archivo desde hace tres décadas y casi un museo, ya que no le faltan objetos históricos para crearlo, aunque no es precisamente su objetivo actual. “Abrirlo  al público implicaría un compromiso de horarios y yo trabajo a cualquier hora”, argumenta como impedimento para avanzar en ese sentido.

Goy junto al exintendente de Corralito Carlos Scotto

No obstante, asegura que la información allí existente está disponible como fuente de consulta de quien lo solicite. Para no perderse en ese océano de papeles, asegura que tiene gran parte digitalizado.

Allí es posible encontrar documentos de hasta cuatro siglos atrás sobre una vasta región que con el tiempo albergó a Corralito. De todos modos, no menos valiosos son sus propios registros. Dificilmente, haya datos relacionados con la evolución de su pueblo, que no estén registrados en alguno de los más de 30 libros de su autoría.

Pero también abarcó otras localidades cercanas como Monte Ralo o Despeñaderos y hasta aspectos naturales de la zona, desde la flora, fauna o el origen de las cárcavas. 

Para referirse a tal variedad de temas, muchas veces fue el intérprete de especialistas en la materia. “No es importante saberlo todo, sino tener el teléfono de quien sabe”, es su frase preferida.

Desde muy joven comenzó a recolectar el material que luego le serviría de base para sus escritos. Aunque asegura que fue durante el servicio militar en Campo de Mayo, donde adquirió definitivamente el hábito de la pluma, llegando a dirigir incluso, una revista interna.

Para llevar adelante esta misión personal pero de impacto colectivo como implica ser un guardián de la historia a través de la pluma, resultó clave el apoyo municipal, reconoce.

"La gente de Corralito es muy especial, si sabe que algo no es correcto, te  cierra la puerta, por eso todo lo que escribo está  documentado".

Durante la gestión de Carlos Dante Scotto, era habitual que acompañara al exintendente en sus viajes a Córdoba, donde aprovechaba para pasar horas en el archivo provincial, recolectando datos. El respaldo se mantuvo cuando sus hijos Juan Carlos y ahora José Ignacio, lo sucedieron en el cargo, sobre todo a la hora de publicar sus libros.

Cualquiera puede imaginarse que la concreción de la ruta S-256 fue un antes y un después para Corralito y resultó ser el tema de la última publicación de Goy. Esa anhelada obra se concretó en los últimos años, sin embargo, el historiador se remonta a la década del 20´ para recorrer sus pormenores, asegurando que le llevó mucho tiempo recibir apoyo desde Río Tercero para ser concretada.

Actualmente, se encuentra trabajando en su próximo libro, donde repasará la historia de la Liga Regional Riotercerense de Fútbol, pero yendo más allá de su fundación, desde la propia llegada de este deporte al país. En el recorrido cronológico va por 2002 y espera llegar a la actualidad antes de que vuelva a rodar la pelota, una vez superada esta pandemia.

Su relación con el deporte ha ido más allá de las páginas, con bastante suceso fue navegante de rally y un destacado atleta de la zona durante su época de estudiante secundario.

Dentro de su rol social, no puede obviarse que resultó uno de los fundadores de la radio por circuito cerrado que tuvo Corralito allá por 1987. La iniciativa no prosperó ante la falta de apoyo en épocas donde se produjo la masiva aparición de radios FM, a pesar de que esta emisora junto a LV26 y Radio Municipal Almafuerte, eran las únicas con permisos legales en la zona, asegura. 

Con varios cursos de locución realizados, las actividades vinculadas a la comunicación también ocupan otro capítulo de su vida. En este sentido destaca algunas coberturas, en el Mundial de Fútbol de Italia en 1990 y la visita del Papa Juan Pablo II a Córdoba en 1986. Su voz también le permitió integrar coros y conducir actos de diversa índole en la zona.

En épocas de tanta consulta digital, el valor de sus registros puede ser subjetivamente evaluado de acuerdo al interés que cada uno le pueda dar al paso del tiempo y lo que ello va generando.

Dicen que un pueblo sin un pasado donde apoyarse, dificilmente tenga un futuro que le permita aprender de sus errores y aciertos. De ser así, Corralito tiene en Alberto Goy, un eslabón fundamental o sencillamente, todo un personaje.