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La inteligencia artificial llegó al aula

Aunque a diferente ritmo, el nuevo Chat GPT ya está siendo utilizado por alumnos y docentes. Referentes locales del sistema educativo evalúan su impacto y el rumbo que puede tomar esta herramienta.

Locales 09/09/2023 Tribuna Tribuna
LOCALES

Desde hace ya algunos meses, el término Inteligencia Artificial (IA) se fue incorporando con más frecuencia al vocabulario cotidiano y dejó de quedar circunscripto al ámbito científico.

De más está decir que la tecnología avanza con una velocidad que no todas las generaciones asimilan con la misma naturalidad.

Dentro de este concepto, hay una herramienta interactiva denominada Chat GPT, que ya está disponible de manera gratuita en la web y a la que se le puede consultar, prácticamente cualquier cosa.

Su alcance y proyección es difícil de estimar pero un ámbito en el que ya se visualiza su impacto, es el educativo, ya que emerge como fuente de consulta tanto para alumnos como docentes.

Pero como todo lo nuevo, genera visiones dispares, propias de un nuevo horizonte de posibilidades pero al mismo tiempo, la cautela en torno a cómo puede cambiar la forma de enseñar y aprender.

La dualidad en esta etapa incipiente de la IA, parece inevitable. ¿Oportunidad o amenaza? Lo cierto es que ya está entre nosotros, no se podrá ocultar y mientras antes se aprenda a sacarle provecho o convivir de manera eficiente con ella, mejor.

Para tomar una mayor dimensión de su protagonismo en las aulas, o bien, en los hogares, a la hora de hacer la tarea, un trabajo práctico, etc., parece oportuno apelar a docentes o directivos de establecimientos educativos que ya están preparando el terreno.

Por cuestiones lógicas, principalmente vinculadas con la edad, es muy posible que su utilización avance a ritmo dispar entre quienes enseñan y aprenden, pero todos, más temprano que tarde, dejarán de mirar de reojo esta nueva tecnología que parece haber llegado para quedarse y evolucionar.

“No reemplaza la creatividad”
Jimena Bracamonte, profesora de Lengua y Literatura en el nivel medio del colegio Jesús María y José y terciario en el Instituto Alexis Carrell, cree que en un primer contacto con esta herramienta es normal creer que “puede resolverlo todo”, pero al poco tiempo de interactuar, pueden detectarse errores y limitaciones, y por ahora está lejos de reemplazar la creatividad humana.

Desde su lugar, más ligado a las “ciencias blandas”, pudo percibir cuándo un alumno apelaba a la IA para redactar un texto, dado la similitud entre quienes la utilizaron y la repetición de estructuras gramaticales, por ejemplo. No obstante, admite que distinta puede ser la apreciación, si se trata de las denominadas “ciencias duras”, como pueden ser Matemática o Física.

En este contexto, cree que resultará fundamental por parte de quienes tienen la tarea de enseñar, resaltar la capacidad del ser humano a la hora de interpretar, crear y la gran variedad de enfoques a la que se puede arribar, con el propio cerebro como medio.

En términos prácticos, afirma que por más que este chat pueda ser usado para elaborar tal o cual trabajo práctico, la evaluación siempre será en el aula y allí, el conocimiento debe estar internalizado.

También advierte que existen páginas que permiten corroborar si un contenido fue redactado por la IA.

Tampoco cree que por tratarse de una cuestión tecnológica puede abrirse una brecha entre quienes tienen mayor o menor acceso, al menos en los colegios secundarios, principal ámbito de desarrollo, señalando que en Río Tercero, todos cuentan con conectividad, aunque distinto puede resultar el escenario en otras regiones del país.

“Fundamental experimentar”
Además de ser profesor y tener un cargo directivo en el nivel terciario de la Escuela Superior de Comercio, Pedro Figueroa es un referente ineludible dado el trabajo que viene desarrollando en diversos artículos y disertaciones, sobre el uso de la tecnología en la educación que se viene.

Ante todo, cree que lo fundamental será experimentar con esto que a su criterio, “más que una herramienta es una nueva lógica, equiparable a la revolución industrial, que si bien se liberó para el uso masivo a fines del año pasado, se viene desarrollando desde hace casi 70 años”.

También observa que como con otras tecnologías, “los chicos van antes que los docentes, pero debemos tomarlos de aliados para charlar sobre cómo la usan, porque esto nos desafía a cambiar la forma de enseñar”, superando la tendencia histórica de un sistema educativo, a su juicio, “poco permeable a los cambios”.

En este terreno, cree que resultará necesario pedirle otro tipo de actividades a las que se acostumbra y plantea como ejemplo: “si pongo en el chat qué fue la Revolución de Mayo, me va a redactar un informe pero a partir de eso puedo pedirle conclusiones o reflexiones a los alumnos”.

Figueroa afirma que “como docentes tenemos el compromiso de aplicarla, no porque sea una cuestión moderna, sino porque nuestros alumnos en sus ámbitos laborales la van a necesitar; todas las profesiones van a estar atravesadas”.

De manera optimista, destaca especialmente lo que ya viene debatiendo en este sentido en el ámbito universitario.

Aunque se trata de algo nuevo y alcance incierto, este especialista en la materia recuerda que ya se vivieron procesos similares con el advenimiento de la internet, algo que hoy ya nadie cuestiona ni prescinde.

En esa sintonía, recomienda no idealizar sobre el futuro de esta tecnología, evitando presagios extremistas, ya sean hacia lo positivo o negativo y no verlo como un reemplazo sino como un complemento para potenciar la educación.

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