El festival Picnic volvió a superar las expectativas de los organizadores

Pasó una nueva edición de Picnic y con ella, el festival gastronómico de Almafuerte sigue adelante en su afán de consolidarse en la grilla veraniega de la provincia, mediante una propuesta única en su tipo.

Seguramente en breve, desde el Municipio organizador se brindará un balance, que más allá de platos vendidos y un cálculo aproximado de personas que recorrieron el predio durante sus tres jornadas, tendrá una medición sin precedentes de la “huella de carbono”, es decir, el impacto ambiental del evento.

Para conocer y luego difundir esos parámetros, Virginia Barberis, a cargo del área de Desarrollo Productivo, Comercio y Empleo, explicó que se tendrá en cuenta el movimiento del transporte que generó el festival, tanto el público como los vehículos de visitantes o proveedores, incluyendo procedencias, el consumo de energía, agua, entre otros ítems.

Mientras tanto, la funcionaria adelantó un análisis cualitativo de lo ocurrido en los alrededores de la Casona del Fundador y más allá, tratando de dimensionar que generó para la ciudad en general.

En ese sentido, Barberis no duda en afirmar que Picnic se desarrolló “tal cual lo esperábamos”, aunque no dejan de superarse las expectativas cada vez que finaliza una edición como ya ocurrió en las dos anteriores.

En lo estrictamente organizativo, destacó como un gran avance este año, haber logrado integrar la costanera al patio de la Casona donde se concentraron los puestos resto y escenarios.

Sobre la avenida del Sol se apostaron unos 15 emprendedores locales ofreciendo su variedad de productos, una serie de juegos para los más pequeños y otro de los puntos fuertes de esta edición “que llegó para quedarse”, remarcó Barberis, como fue la carpa donde tuvieron una serie de charlas y talleres de cocina en vivo, con el acompañamiento de la academia Cellia, de Córdoba.

Desde esta dependencia municipal se destacó además otro fenómeno que vienen persiguiendo como destino turístico emergente y tuvo que ver con el amplio radio de procedencia de los visitantes, afirmando que ya dejó de ser un evento solo regional y pudo constatarse entre otros aspectos, por la plena ocupación registrada.

Por otra parte, destacaron también que se cumplió con el objetivo de ofrecer una importante variedad de menúes con precios “acomodados”. Con respecto a la edición anterior, hubo tres puestos más de comidas pero al mismo tiempo, la funcionaria advirtió que existe un límite de crecimiento en ese sentido, para poder cuidarlos, y no están lejos de alcanzarlo. Esto no solo tiene que ver con el espacio físico, que no está previsto cambiar, sino la posibilidad de que la mayoría de los gastronómicos alcancen un nivel aceptable de ventas, más allá de que “todos quieren estar”, afirmó.

La propuesta artística también fue incluida en el balance positivo del evento, bajo la premisa de que “la música debe acompañar”, sin amenazar el protagonismo de la comida. En caso de que se contratara algún artista de gran convocatoria, se estaría afectando ese espíritu, entienden. No obstante, la grilla incluyó como principal atracción a Bomba de Tiempo, un grupo de percusionistas que supo compartir escenario con Coldplay recientemente, además de un número de artistas locales que se mantiene en crecimiento.

Finalmente, sin entrar en detalles en cuanto a números, Barberis se refirió a la organización de este evento como una inversión del Municipio, teniendo en cuenta el gran movimiento económico que se genera en distintos rubros comerciales de la ciudad, en función del notable movimiento de gente. A su vez, está convencida que muchos de los que vienen por el festival, volverán cautivados por este destino