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AGRO. Dólar soja 2, para muchos un partido desde la tribuna

Columna de opinión del contador Javier Mignani (Mat. Prof. 10-1016-1)

Locales 17/12/2022 Tribuna
AGRO dolar

El último fin de semana de noviembre, fue noticia, además del partido de fútbol entre Argentina y México, el dólar soja 2. Según trascendidos, el dólar para pesificar la cotización de la oleaginosa, se ubicaría a partir del lunes 28/11/22, en los $230. Lo curioso, ¿por qué este gobierno anticampo, permite que “los sojeros” tengan un beneficio a costa de cualquier efecto colateral que pueda ocasionar este hecho en el mercado interno?¿Por qué Cristina Kirchner y Axel Kicillof, estarían de acuerdo con esta medida más allá de la actuación de enojo que publican?

Hagamos memoria. La Junta Nacional de Granos fue un organismo público de regulación del mercado de granos en la Argentina. Fue creado en 1933 bajo la presidencia del gobierno conservador de Agustín P. Justo, con el nombre de Junta Reguladora de Granos, con la denominación y funciones de la Junta Reguladora de Granos, que compraba el trigo, el maíz y el lino que se le ofreciera a precios establecidos por el Gobierno para venderlos a los exportadores. Si las operaciones dieran lugar a quebrantos, se cubrirían con recursos del Fondo de Cambios del Banco de la Nación. El propósito consistía en que los agricultores tuvieran precios compensatorios sin finalidades estatistas y monopólicas.

El organismo fue transformado en 1946, bajo la presidencia de Juan D. Perón, en el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio), mediante el Decreto-ley 15.350 del 28 de mayo de 1946, bajo la órbita del Banco Central y se lo habilitó para comprar y vender todos los bienes agrarios y también industriales. Se lo concibió como un organismo que pudiera actuar expeditivamente frente a las coyunturas internacionales que se presentaran para maximizar los beneficios de la compra, venta, distribución y comercialización de productos. Asimismo, desarrollaba funciones de promoción y fomento en tanto determinaba qué actividades productivas eran prioritarias y, en consecuencia, debían recibir un tratamiento especial como, por ejemplo, el otorgamiento de créditos. Por otra parte, también subsidiaba la producción de ciertos bienes de consumo masivo con el fin de mantener el nivel del salario real.

Fue luego reorganizado en 1963, bajo la presidencia de José María Guido, como Junta Nacional de Granos y entonces compraba granos en competencia con cooperativas, acopiadores y otras organizaciones privadas a condición de pagar precios mínimos. A partir de entonces, pasaron a tener gran relevancia los elevadores y silos de donde nacieron la Comisión Nacional de Granos y Elevadores y la Dirección Nacional de Granos y Elevadores. La Junta Nacional de Granos fue creciendo hasta transformarse en un organismo burocrático que llegó a tener 8000 agentes. Fue disuelto en 1991 por el decreto N.º 2284/91, de desregulación de mercados, elaborado por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo bajo la presidencia de Carlos Menem.

¿Qué ocurrió en la actualidad? Varias veces durante el gobierno de Cristina de Kirchner, la Junta Nacional de Granos o el IAPI, quisieron ser implementados como una medida progresista, pero fueron rechazados absolutamente por la sociedad. Es evidente que, si se insiste nuevamente en implementar un organismo público como este, el costo político que pagaría el gobierno por la negativa, sería muy grave. Entonces, al no poseer esa fortaleza política para reinstalar estos mecanismos, lo hacen de hecho y en silencio, con la connivencia de algunos actores del sector privado. 

Los medios intentan dilucidar las razones de esta medida, porque no encuentran una lógica entre ella y la ideología política que este gobierno pregona. Los funcionarios solo exteriorizan excusas.

Dijo Massa ante un auditorio de dirigentes de empresas: "La tarea de recomponer reservas nos obligó a tomar decisiones, algunas que pueden resultar incómodas o dolorosas pero que tienen como objetivo garantizar el funcionamiento de nuestro ente rector de moneda", justificando la aplicación del régimen cambiario sectorial. 

Otra excusa similar a la anterior: “las reservas del Banco Central fue uno de los motivos centrales. Sin dólar soja, se lograba cumplir la meta con el Fondo Monetario Internacional (FMI) pero se llegaba con lo justo. La autoridad liderada por Miguel Pesce terminó esta semana con un saldo negativo de u$s35 millones, lo que representa su quinta semana consecutiva con ventas netas de reservas y pérdidas del mes en torno a los u$s987 millones”, se señalaba en Ámbito Fianciero.

Como conclusión podemos interpretar que lo creado en el pasado, fracasó por las decisiones políticas demagógicas que lo transformaron en un gigante ineficiente, incapaz de responder a las exigencias de eficiencia y dinamismo, que requería el mercado. Lo actual, dólar soja1, dólar soja 2, fueron creados para cubrir una necesidad específica del Banco Central sin considerar los efectos colaterales que esta medida ocasiona tanto al sector productivo como al resto de la economía. Son “decretos parches”, coyunturales y de corta vida. Solo benefician a algunos productores y a todos los exportadores que poseen soja, mientras que otros, vemos el partido desde la tribuna.

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