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El incierto futuro de la Fábrica Militar que origina reclamos

Desde el gremio señalan falta de voluntad política para reactivar.

Locales 19/11/2022 Tribuna
fabrica

La Fábrica Militar de Río Tercero vuelve a convertirse en escenario de reclamos internos, entre el gremio que nuclea a la mayoría de sus trabajadores y la conducción de la empresa, que se centraliza en Buenos Aires.

A través de asambleas, esta semana volvieron a aflorar un par de pedidos concretos: una recomposición salarial y la definición del nuevo convenio colectivo de trabajo que traería estabilidad laboral a los empleados: la mayoría son contratados y sus despidos están a tiro de decreto como ocurrió durante el gobierno nacional anterior para achicar el déficit de la empresa.

Ahora el gremio, que mantiene a más de 40 delegados internos sobre un plantel de 300 personas, acusa a la conducción nacional de no tener voluntad política para poner en vigencia el nuevo convenio laboral. 

En rigor, los representantes de los operarios quieren apurar ese trámite crucial para hacerle frente a una casi segura reestructuración de Fabricaciones Militares desde 2023 si, como lo marcan todas las encuestas, se produce un cambio de signo político en la Nación. “No queremos volver a pasar por lo mismo”, dijo David Salto, el secretario Gremial de ATE Río Tercero en declaraciones al noticiero Somos de Cablevisión. En esa oportunidad el gobierno de Mauricio Macri decidió no renovar alrededor de 100 contratos laborales, en el marco de una política de ajuste de las empresas públicas, algunas sobredimensionadas. El déficit económico anual de la empresa estatal es multimillonario y es conocida la determinación del ministro de Economía Sergio Massa de reducir los aportes del Tesoro Nacional.

Por otra parte, Salto reveló que la fábrica ha perdido algunos recursos humanos: ingenieros y técnicos, que fueron contratados por Atanor y Petroquímica con mejores sueldos y condiciones laborales. 

En la defensa nacional
Desde hace décadas se reclama que Fabricaciones Militares vuelva a ser protagonista en la producción para la defensa nacional y se complemente con la industria civil. Pero para ello debería desarrollar un gran proceso de actualización y modernización, en el que el sector privado sería clave. La fábrica de Río Tercero era un eslabón central en la producción de municiones de artillería y armamento pesado, además de los principales insumos para la fabricación de explosivos como el trotyl. Todo eso fue cerrado en forma definitiva sobre todo luego de las explosiones de 1995. Actualmente, ese tipo de ingeniería es completamente obsoleta, según los técnicos. 

FMRT cuenta, además, con casi 70 hectáreas de terreno improductivo, que podrían convertirse en un importante parque industrial.

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