Almafuerte: ¿Cómo convive el comercio con la situación sanitaria?

El Centro de Comercio, Industria, Servicios y Turismo (CeCITyS) de Almafuerte, sigue de cerca el impacto de la situación sanitaria en la ciudad.
De hecho, la institución forma parte del Comité de Emergencia Social que también integran el Municipio, Bomberos y las principales instituciones de la ciudad.
Ese ámbito permite tener acceso directo a un “termómetro” que no solo mide la preocupación por la salud, sino también la incertidumbre en torno al rumbo de la economía.
Agustín Villariño, presidente del CeCITyS, percibe que los comerciantes incrementaron notablemente su preocupación a partir de la extensión de la cuarentena decretada hasta el próximo 13 de abril.
“En los primeros 15 días, la mayoría pudo aguantar, porque es un período similar al de unas vacaciones, pero ahora va a ser casi un mes y ya venimos de una gran crisis, estos últimos cuatro años”, recordó.
“Esta situación nos encuentra sin espalda, poco abastecidos de mercadería y muchos cheques que cubrir”, agregó.
“Creo que los comerciantes están de acuerdo con las medidas del Gobierno nacional, que buscan resguardar la salud pero esperan una respuesta para el sector”, señaló Villariño.
En ese sentido hace referencia a algo que considera básico para este contexto, la eximición de impuestos y cargas sociales.
“No pedimos subsidios, no queremos plata, tampoco es una solución que nos ofrezcan créditos porque significa endeudarnos más y también observamos que surgen trabas para sacarlos”, exclama el presidente del Centro.
El CeCITyS viene canalizando estos reclamos a través de FEDECOM (Federación Comercial de Córdoba) y CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa). Esas gestiones representan el principal aporte que hace en estos momentos la institución que representa, de acuerdo a lo remarcado por Villariño.
Apoyándose en la tecnología, también ofician de canal para orientar a los comerciantes en el concepto “home office” que demanda la cuarentena y una serie de cursos diarios on-line.
Otro gesto que aunque no tenga un gran impacto económico, tiene su carácter simbólico, pasa por dejar de cobrar la cuota mensual de 130 pesos a sus asociados mientras dure este aislamiento obligatorio.
A pesar del contexto actual, el dirigente asegura que aún no escuchó por parte de los asociados, medidas drásticas como cerrar sus puertas o despedir empleados “y estimo que eso no va a suceder”, vaticina.
Según su punto de vista, por tratarse de una ciudad pequeña, el estrecho vínculo, casi familiar,  entre dueños y empleados tanto de comercios como industrias debería resguardar las relaciones laborales.
Naturalmente, atada a esa percepción se encuentra otra quizás más intangible de observar que se trata de un sector “acostumbrado” a superar crisis.
Por lo pronto, los comercios eximidos pueden abrir sus puertas solo hasta las 18, una medida que fue bien acatada por el sector, afirma el presidente.
Ese es el horario tope, pero previamente, algunos comerciantes optaron por abrir solo a la mañana o no cerrar a la siesta.  Así como observa que se acomodaron a las restricciones sin generar incidentes, colaborando con la Policía, tiene la misma percepción de los clientes, que han logrado ordenar sus hábitos de compra.
También hizo referencia a algunos “grises” dentro de las restricciones, como por ejemplo ocurre con las ferreterías porque también algunas pinturerías podrían encuadrarse en el rubro o el servicio de delivery que abarca a quienes no están alcanzados por las eximiciones.

Proyectos
Para más adelante, quedarán otros frentes que formaban parte de las inquietudes del Centro para este año.
Un paso institucional importante será escriturar el inmueble que funciona como sede y fue adquirido recientemente. Allí mismo está previsto construir un anfiteatro, en el marco del 25° aniversario que celebrarán este año.
Otro objetivo importante será renovar por otros 10 años, la concesión del complejo Piedras Moras.
Pero seguramente, la medida más urgente, estima Villariño, será alguna campaña de promociones para revitalizar al comercio, algo así como un “festival de precios”, anticipó.