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Omar Sánchez, a 40 años de ser electo intendente: “La democracia se ha devaluado”

El exdirigente radical repasa cómo fue su llegada al Municipio en aquellos años tan particulares para la historia del país.

Locales 28/10/2023 Tribuna Tribuna
Sanchez

Por Nicolás Cravero

Dejando atrás aquellos oscuros años de dictadura militar, el 30 de octubre de 1983, los riotercerenses volvían a las urnas.

Omar Sánchez, por entonces un veterinario de 41 años, resultó electo intendente con 11.301 votos contra los 6.704 de su principal contrincante, el justicialista Elver Ressa.

De aquellos comicios también participaron: Ramón Diego González (MID), Oscar Ferreyra (PC), Víctor Liendo (Democracia Cristiana) y Eduardo Cañas (Socialismo).

“El pueblo fue el vencedor”, titulaba TRIBUNA en su edición del 31 de octubre de 1983, el día después del amplio triunfo del radicalismo en Río Tercero, la provincia y el país.

A punto de cumplirse cuatro décadas de aquella inolvidable jornada cívica, el intendente del retorno de la democracia, comparte sus vivencias en un recorrido que lo trae hasta la actualidad de este sistema republicano.

    -¿Qué recuerda de aquella elección?
    -Me tocó un gran desafío porque mi partido, la Unión Cívica Radical, me eligió como único candidato, sin internas ni nada. En ese momento era un profesional joven, con mi hijo muy chico y no estaba del todo decidido a hacerlo pero las circunstancias me llevaron a aceptar la candidatura. Me presenté, saqué el 57 por ciento de los votos y tuve mayoría absoluta en el Concejo Deliberante. La gente estaba muy entusiasmada por la democracia, tras muchos años de gobiernos militares donde no había participación. Había que empezar a armar no solo la parte política sino institucional, en ese momento había una sola comisión vecinal en barrio Castagnino, presidida por el señor Mercado. Una vez que me hice cargo de la Municipalidad empecé a trabajar para darle participación a la gente y logramos 22 comisiones vecinales. También pude trabajar muy bien con la Cooperativa, hicimos obras importantes, con la famosa ordenanza de 106 manzanas de cloacas y gas, donde también participó el Banco de Río Tercero. La gente tenía mucho deseo de vivir en democracia, pero también se creía con más derechos que obligaciones y había que hacer concientizar al ciudadano común de respetar las instituciones.

-¿Cómo surgió su candidatura y se armó aquel equipo de gobierno?
    -Yo había llegado a Río Tercero y era el único veterinario, así que tenía una amplia zona de trabajo. Había egresado en la Universidad Nacional de La Plata donde fui dirigente gremial y consejero académico de la mano de un gran político como fue Ricardo Balbín. En esa agrupación participaba con Fernando De La Rúa y otros dirigentes del radicalismo. O sea, cuando llegué a esta ciudad ya venía fogueado con alguna experiencia política. Acá vino Alberto Marín y me dijo que por favor aceptara, que la elección había que ganarla y era un candidato que hasta los perros iban a votar, ya que era veterinario, esa es una anécdota muy linda que recuerdo. Formamos una lista muy interesante de concejales, bien vista dentro de la comunidad y eso influyó para que ganáramos esa elección. Formé un gabinete con gente grande, responsable, como don Manuel Aragón (secretario de Hacienda), Abel Bossa (Obras Públicas), Carlos Jaime (Salud), “Nino” Theiler (Deportes y Turismo). Todo este grupo de gente generó mucha credibilidad dentro de la sociedad como los primeros actores políticos que tenía esta nueva democracia.

-¿Cómo fue su experiencia con la dictadura?
    -Es un tema muy sensible para mí porque yo fui consejero de la Universidad de La Plata por una agrupación que era del radicalismo. Cuando cae el gobierno del doctor Arturo Illia por parte de Juan Carlos Onganía, fue una época muy difícil que me tocó vivir por haber sido dirigente gremial. Estuve 11 días preso pero yo era muy católico y me sacó un cura que era mi asesor espiritual y se enteró, ellos eran los únicos que golpeaban las puertas de las cárceles en esos días y me salvó la vida. Yo no hice nada malo, defendí mis ideales, los derechos del estudiantado y por eso me tenían marcado. Después trabajé un tiempo en el Instituto Pasteur de Buenos Aires y me seguían persiguiendo, un día una persona me dijo que me viniera al interior porque mi vida corría peligro y así llegué a Río Tercero.
 

-¿Qué relación sostuvo con Alfonsín y Angeloz?
    -Mi relación con Ricardo Alfonsín fue excelente, me atendió siempre, el secretario general de presidencia,  Carlos Becerra, era íntimo amigo mío, entonces tuve una gran apertura con dirigentes políticos importantes de ese momento que me abrieron puertas en Buenos Aires y pude hacer muchas obras. Con Eduardo Angeloz no fue la misma relación, era más cerrado, más patrón de estancia, fue buena pero no tanto.

-¿Y cómo era el clima político en Río Tercero?
    -Sin asperezas de ningún tipo, yo los respeté siempre y ellos me respetaron a mí, como deber ser la política. No tuve problemas ni con Elver Ressa, que fue mi contrincante político en ese momento, que acató perfectamente el resultado de la elección, igual que toda la masa del justicialismo. También debo decir que recibí de parte de Juan Carlos Zicovich, una Municipalidad ordenada, sin grandes deudas.

-¿Si tuviera que evaluar su gestión?
    -Una cosa es la que puedo hacer yo, con alguna autocrítica, no se olvide que en aquel momento empezaba la democracia, la gente no estaba acostumbrada y yo no tenía la experiencia suficiente para dirigir una Municipalidad tan grande como la de Río Tercero. Pero lo importante es lo que piensa la gente de mi gestión, seguí participando en instituciones de la ciudad, andando en la calle y nadie me apuntó con el dedo ni cuestionó algo, no fui sospechado de nada. Esa es la mejor herencia para mi hijo y mi nieto y me da una gran tranquilidad.

-¿Cómo siguió su carrera política luego de esa intendencia?
    -Me retiré para ejercer mi profesión porque en esa época eran muy bajos los honorarios de intendente, solo cobraba viáticos. Después volví con (Luis) Brouwer de Koning como senadores provinciales, con quien estuve en el primer lugar de su lista de concejales y presidí el Concejo Deliberante durante su primera gestión. También estuve en los comités, fui convencional, siempre me mantuve en la actividad política, nunca la abandoné y la pienso ejercer hasta el ultimo día de mi vida.

-¿Se imaginaba esta evolución de la democracia hace 40 años?
    -Yo pensé que se iban a lograr otras cosas, creo que se ha ido devaluando. Se volvieron más importante las ambiciones personales.  El que tiene el dinero, vale más que una actitud democrática, para ganar una elección en este momento. Por eso entiendo que la juventud haya perdido la credibilidad de la democracia. Esto se ha personalizado mucho y es algo que en el 83 no existía.

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