Se aproxima nuevo comienzo de clases y resurge la polémica de todos los años por el costo de la cooperadora escolar y la inscripción en las escuelas públicas.
 Desde el Ministerio de Educación se recuerda que no hay obligación de pagar dado que la educación pública es gratuita. 
 No obstante, en Río Tercero se llega a cobrar hasta 1500 pesos de inscripción y entre 2500 y 3000 pesos la cooperadora para todo el año.

 Días atrás, TRIBUNA planteó en redes sociales esta situación tan antigua como vigente y se generó una notable repercusión.
 El debate se instaló de manera inmediata, dando lugar a las opiniones más diversas, incluyendo algunos disgustados por el solo hecho de plantear un tema que por lo que se observa, interesa a muchos.
 En su mayoría, se observa aceptación o bien podría interpretarse como resignación, la necesidad de hacer un aporte económico a las escuelas.
 

Más allá de reconocer que esto no debe ser impedimento para acceder a la educación pública, hay una percepción generalizada de que solo con los recursos que destina el Estado, no alcanza para mantener las colegios en buenas condiciones.
 Por otra parte, algunas opiniones contemplan la corrección de que "nada es gratis" ya que los fondos que destinan los gobiernos salen de impuestos que abonan los ciudadanos.
 Después se ingresa en un terreno algo subjetivo cuando la referencia incluye montos, no solo porque las posibilidades de cada bolsillo varían, sino también las prioridades y al parecer, el lugar que ocupa la educación en el presupuesto familiar.

 En este terreno, la crítica apunta a quienes se muestran contrarios a pagar por educación, pero no muestran la misma resistencia ante gastos superfluos como celulares, cigarrillos o bebidas alcohólicas.
 De acuerdo a las experiencias recogidas se desprende que el pago contempla excepciones para familias que realmente no lo pueden afrontar.

 "El pago es una vez al año" o "si no fuera por las cooperadoras, los colegios se caen a pedazos", se puede leer entre los argumentos comunes de quienes defienden la cobranza.
 En esa dirección, se llega a cuestionar el planteo de este debate, exigiendo que sea reemplazado por una defensa explícita y argumentada del cobro.

 No solo pasa por un aporte económico, también se cita como colaboración frecuente que los padres se encarguen personalmente de realizar tareas de mantenimiento y limpieza en los colegios, como así también se involucren en la organización de eventos.

 Por otra parte, se recordó que la mayoría cobra asignaciones por hijo y ayudas escolares, con lo cual, de destinarse a este fin, no debería existir tal dificultad.