Kiosqueros tienen expectativas de mantener las ventas durante el verano

Locales 18 de enero de 2021 Por Tribuna
Los efectos de la crisis
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Se estima que en Río Tercero hay unos 200 kioscos, comercios que en la mayoría de los casos sirven para ayudar a las magras economías de muchas familias. Son vistos como una salida frente a la crisis y el fenómeno se ve reflejado sobre todo en los barrios. A pesar de haber sido uno de los pocos rubros que no cerró durante los meses de aislamiento, igualmente las ventas disminuyeron.

Sin embargo, las expectativas de los propietarios de los kioscos están puestas ahora en mantener el volumen de ventas, revirtiendo el fenómeno que se produce cada verano cuando la actividad se reduce de manera considerable.

“Cuando comenzó la pandemia hubo una baja notable de ventas. A pesar de que nunca cerramos y nos redujeron los horarios, se notó. Pero lo bueno de este rubro es que muchos pudimos sostenernos, aunque no crecer”, admitió Cristian Colombana, presidente de la Cámara de Kioscos y Almacenes del Centro Comercial.

“Las expectativas que tenemos es que en los próximos meses el nivel de ventas se mantenga. La gente no se irá de vacaciones, pensamos que no sucederá como otros años que en verano siempre caen las ventas. Esperamos que esto nos permita equilibrar la balanza”, se esperanzó Colombana.

El directivo sostuvo que la rentabilidad no es la óptima en el rubro: “Estamos atravesando un momento regular, como queriendo estabilizarnos”, dijo.

Informales

Si bien se estima que son unos 200 los kioscos que hay en la ciudad, solo los propietarios de 80 integran la Cámara.

“Como en todos lados estos comercios sobreabundan”, admitió y reconoció que son muchos los que trabajan de manera informal. “Después algunos se van poniendo en orden con el tema impuestos e inscripciones, pero muchos tienen que terminar cerrando sus puertas”, indicó.

El kiosco es un negocio típico de economías de crisis se admite. Requiere, en primer lugar, una baja inversión inicial, apenas lo necesario para el primer stock y un alquiler casi siempre bajo. Los kioscos se acomodan en lugares pequeños, en locales inadecuados a otros fines y a veces ni siquiera hace falta: alcanza con un garaje o una ventana. La mínima exigencia de capital, junto a los altos niveles de informalidad que imperan en el negocio minorista y la posibilidad del autoempleo, convierten a estos comercios en un rebusque ideal cuando aumenta la desocupación.

“Son negocios fáciles de emprender pero algunos duran poco”, señaló Colombana. Si bien la inversión inicial para instalar un negocio de este tipo no muy exigente, sí lo es el trabajo que se debe dedicar para que el comercio crezca: “El kiosco necesita de muchas horas, mínimo 12, para que sea rentable. Es un trabajo de lunes a lunes”, dijo Colombana.

El presidente de la Cámara que los agrupa hizo referencia a dos fenómenos que se observan en Río Tercero: la apertura de locales que trabajan con delivery, algunos dedicados casi con exclusividad a la vente de bebidas alcohólicas, e inversionistas que decidieron abrir sucursales de kioscos ya instalados.

“En este último caso se trata de gente que no tiene al kiosco como entrada principal para su hogar; es una inversión que realizan”, explicó.

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