La inflación nacional del mes de diciembre fue del 4% según la última medición del INDEC, lo que implicó una aceleración del Índice de Precios al Consumidor  respecto de noviembre que había cerrado en 3,2%. El año cerró con un acumulado del 36,1%. Las subas más significativas se verificaron en el rubro de alimentos y bebidas.

Desde hace varios años Río Tercero no mide el IPC, con lo cual no cuenta con estadísticas -ni privadas ni oficiales- para conocer el comportamiento de los precios de la canasta básica.

Aún así, la percepción general es que la inflación en esta ciudad -diciembre es uno de los meses de más consumo debido a las fiestas de fin año- fue mayor a la nacional, con un claro impacto en alimentos e indumentaria.
Algunos comerciantes y empresarios la situan en 5% o más, pero con realidades muy dispares según los rubros y el tipo de negocio.

“Hay artículos y mercadería que en los últimos meses han aumento mucho más”, subrayó Gabriel Prieto, presidente del Centro Comercial, Industrial, de Servicios y Agropecuario de Río Tercero.

En referencia a la inflación nacional, Prieto apuntó al método de medición del INDEC, en el que ingresan para la conformación del promedio productos que no han sufrido aumentos estacionales, tarifas de servicios congeladas y los precios cuidados con productos que incluso no se consiguen en Río Tercero, por ejemplo. “Si ponés para el promedio el precio del vino que no ha aumentado nada en seis meses, te va dar un determinado porcentaje de aumento”. Eso contribuye a distorsionar el índice y alejarlo de la realidad. 

Productos básicos

“Los comestibles y la indumentaria, que es lo que más utilizan las familias, es lo que más ha aumentado en los últimos meses. En comestibles hemos estado encima del 5%”, dijo Prieto. Asimismo, relevó que los repuestos aumentaron hasta un 15% en el último trimestre, rubro que no forma parte de la canasta básica, pero que tiene una incidencia familiar en la utilización del transporte o del vehículo.

 En la medición del INDEC diciembre de 2020, los alimentos y bebidas no alcohólicas aportaron la mayor incidencia sobre la variación mensual del IPC. En ese rubro el aumento nacional fue del 4,4%, con una alta incidencia en la carne que trepó hasta el 15%. El kilo de asado pasó de  411,27 pesos en noviembre a 528,67 pesos en diciembre. En tanto, los rubros que más subieron fueron salud (5,2%), recreación y cultura (5,2%), y transporte (4,9%). La inflación de 2020 fue considerablemente menor al 53,8% de 2019, pero hubo una clara influencia del parate económico ocasionado por la cuarentena.

El panorama no es auspicioso para el año que recién se inicia, ya que comenzarán a pesar para la próxima medición el aumento de combustibles, el descongelamiento de las tarifas y la probable apertura de paritarias que impactan de manera directa sobre los costos y los precios finales.

En Río Tercero más allá de la diversidad de rubros ofertas al consumidor final, siempre son las grandes marcas y establecimientos, unos cinco o seis, los formadores de precios. Hay marcas de referencia. Sin ir más lejos, la falta de competencia entre los dos o tres grandes supermercados de la ciudad, no aporta al equilibrio de precios.

Costos por las nubes

Para el comercio sigue siendo un gran problema el nivel de carga impositiva, tributaria y tarifaria. Dentro de ello los costos laborales no salariales, que se traducen básicamente en los aportes y contribuciones, son los más pesados. Para los dirigentes comerciales y empresariales, ese escenario es un atentado directo a la creación de puestos laborales en regla.

 En ese sentido, un comerciante realizó ayer una comparación ante este medio. El costo laboral de un empleado mercantil de la categoría inicial, por ejemplo, está muy por encima del alquiler promedio de un local comercial. “Siempre se manifestó que el alquiler era el costo más significativo para un comercio en el centro. Hoy el alquiler de un local común cuesta lo mismo o menos que un empleado, incluyendo salario mensual, aguinaldo e impuestos”, concluyó el empresario