Un trabajo conjunto permitirá al país ponerse en marcha

Información General 05 de octubre de 2020 Por Tribuna
Columna de Adriana Cabo*
AGRO Cabo

Cuando asumió la fórmula Fernández-Fernández el hombre de campo vendía la soja a 206 dólares la tonelada y hoy lo hace a 150,80 dólares. Ni bajando las retenciones a cero resultaría atractivo liquidar.

El productor agropecuario es un emprendedor como cualquier otro comerciante y para protegerse de la inflación guarda su mercadería, en este caso poroto de soja o maíz. Opta más por la primera no por la rentabilidad sino porque es más fácil de conservar y está más establecida como moneda de cambio. Se pagan los alquileres de los campos con soja, insumos con canje por la oleaginosa y se hacen operaciones con este tipo de valor que le permite al productor manejarse mejor y sentirse más seguro ya que por su idiosincrasia siempre es reacio a otro tipo de financiación o créditos, conoce mejor su moneda y eso le da tranquilidad.

Los derechos de exportación que le aplican al productor son del 33%, es decir 1 uno de cada 3 tres dólares que produce se los lleva el Estado. Después de esta quita paga todos los demás impuestos y como cualquier persona que trabaja en Argentina, para vivir y afrontar obligaciones como créditos de herramientas vende mensualmente o al vencimiento de las obligaciones organizando de esta forma las cuentas de su empresa agropecuaria. Pasando en limpio, el cereal es su moneda.

El campo siembra en octubre y cosecha en mayo. El productor no deja de vender por especulación, lo hace porque es parte de la planificación y de acuerdo a las obligaciones. Este dato lo aportan las cantidades de soja vendidas a esta altura del año cuando todavía faltan ocho meses para la próxima cosecha; solo quedan sin vender 18 millones de toneladas sobre los 50 millones que se produjeron.

El productor vive en Argentina, por lo tanto no es ajeno a lo que le pasa al país (de hecho viene poniendo el hombro desde hace mucho tiempo, con todos los gobiernos sin  excepción) pero tampoco desconoce que no puede ahorrar en pesos porque la inflación cada dos años supera el 100%, y menos pagando impuestos que no se ajustan por inflación.

La falta de dólares es una consecuencia de no tener política monetaria y cambiaria sino déficit fiscal y además expulsamos a todos los que están dispuestos a invertir en el país. Los asustamos con la presión tributaria, con las leyes laborales, la inflación, la falta de un plan de gobierno que nos indique el rumbo porque hasta hoy no lo conocemos, estamos a la deriva. El Covid hizo su parte y la política supo utilizarlo para no resolver nada. 

En un país donde necesitamos producir más para salir adelante y donde tenemos un territorio que se adapta a todo tipo de cultivos, tienen trabados y empantanados a los que producen. La asfixia que sienten quienes quieren hacer algo para avanzar, crear puestos de trabajo genuinos, para agregar valor a la producción, no es solo económica, es moral y social. Otra vez estamos viendo que los jóvenes miran otros países como posibilidad para desarrollarse, reconocido esto por el propio presidente en su discurso. Y caemos siempre en las mismas crisis y dificultades.

Hace falta justicia en todos los aspectos, que los que robaron vayan presos, que los que delinquen estén en las cárceles y que la gente de bien deje de ser blanco de delincuentes, y a no olvidarnos que los niños deben volver a las escuelas. Esta situación es realmente delicada y no se advierte desde el Gobierno nacional preocupación para pacificar, para convocar a los argentinos para que trabajemos todos juntos para poder ponernos en marcha nuevamente.

Señor presidente desde una mesa de diálogo sincera cuente con el campo como siempre.

*Productora agropecuaria

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